Colas intermitentes en la puerta y salas llenas. Comentarios callados ante sus obras iniciáticas, frente a los cuadros de madurez o los retratos de Brassaï en una decena de lenguas. Encuentros alegres en los corredores centrales, selfies y una vida que recordaba a los tiempos previos del annus horribilis que trajo la pandemia en 2020. La concurrida jornada de puertas abiertas del Museo Picasso Málaga sirvió ayer para celebrar el 18 cumpleaños de la pinacoteca malagueña. Y la buena acogida augura la ansiada recuperación del público, una vez superadas, por el momento, las restricciones impuestas por la crisis sanitaria.

El 27 de abril de 2003 abría sus puertas el que se consideró el museo de la familia. Gracias a la donación de las colecciones de Christine y Bernard Picasso, nuera y nieto del artista, la Junta de Andalucía pudo poner en marcha en su ciudad natal un centro de entidad que se ha codeado con el circuito Barcelona-París y que, desde sus inicios, ha destacado por su labor pedagógica y sus exposiciones temporales de calado. Los visitantes fueron creciendo a medida que Málaga se iba situando en el mapa turístico cultural y en 2019 tuvo su apogeo. Un total de 703.807 visitantes recorrieron sus instalaciones, lo que supone una media de casi 2.000 personas diarias.

Esta progresión cayó en picado hasta los 164.000 de 2020, pero desde hace unos meses la tendencia es otra. El regreso progresivo del público ha devuelto una cierta normalidad a la pinacoteca, que inauguró el pasado 18 de octubre la muestra El París de Brassaï. Fotos de la ciudad que amó Picasso, exposición que se podrá ver hasta el 3 de abril.

Entre los asistentes a la jornada de puertas abiertas estaban Mario y Bea, dos vallisoletanos que pasan sus vacaciones en Almuñécar y decidieron viajar hasta Málaga para ver el museo. “Nos está gustando mucho, aunque a veces no lo entiendes del todo”, explicaban. Los que “más color y más expresividad” tienen fueron sus cuadros favoritos. A Miguel Ángel, natural de Málaga, le gusta más el realismo que el cubismo, comentaba, pero hacía su recorrido con Virginia encantado de haber elegido ese plan cultural.

Eduardo y Edith son de México y realizan en estos días su segunda visita a Málaga. “La primera vez estuvimos en la Casa Natal”, apuntaron. “Es un museo bastante agradable”, consideró Edith. “Nos gusta conocer su historia, sus primeras obras, su dibujo y el movimiento pictórico que generó, aunque no sea un pintor común ni fácil de entender”, añadió Eduardo.

El prolífico Picasso quizás no fuese un creador para todos los públicos, pero cuanto más se le conoce más se le aprecia. Y esa es la labor que lleva haciendo 18 años su pinacoteca acompañada de la Casa Natal.