Premios Goya en Málaga

Pablo Barce, cine entre las dos orillas para aspirar al Goya

  • Tras lograr reconocimientos como el Premio Forqué, el malagueño parte como favorito para ganar el Goya al mejor corto de ficción por ‘El nadador’

Pablo Barce, con el Premio José María Forqué, que recibió el pasado día 11.

Pablo Barce, con el Premio José María Forqué, que recibió el pasado día 11. / Javier Lizón / Efe (Madrid)

Atesoraba Pablo Barce (Málaga, 1987) una amplia experiencia en labores de montaje, con resultados tan brillantes como el del cortometraje ganador del Goya Cabezas habladoras, que dirigió Juan Vicente Córdoba en 2016; o el largometraje documental Ruibal por libre, dedicado al cantautor gaditano y dirigido por César Martínez Herrada en 2017. Semejantes mimbres apuntaban a la forja de un cineasta valiente, singular y prometedor, lo que quedó definitivamente comprobado en su debut en la dirección, el cortometraje El nadador. Producido por el mismo César Martinez y por Antonio Hens, el filme presenta, a lo largo de sus dieciocho minutos, la odisea de un nadador en mar abierto que, en su ambición física, construye un puente tan humano como heroico capaz de unir las dos orillas del Estrecho. Rodado en Larache y Calpe, la película ofrece un retrato de la emigración en el Mediterráneo certero y alejado de los tópicos, una fórmula que ha obtenido frutos de altura: tras su presentación en el Festival de Málaga, El nadador se hizo con diversos premios en la Semana del Cortometraje de Madrid y desde entonces cosechó una amplia nómina de galardones que condujo al filme a alzarse recientemente con el Premio José María Forqué al mejor cortometraje. Tales precedentes convierten a Pablo Barce en favorito para llevarse el Goya al mejor corto de ficción este sábado en la gala del Martín Carpena.

En un artículo publicado este mes de enero en la revista oficial de la Academia del Cine Español, Barce brinda las claves esenciales de su película: “No creo que persiguiéramos ser originales, sino llevar un pedazo de realidad a la gran pantalla en un momento tan convulso como el que vive nuestro país. Hablamos de personas que para una parte del mundo son un problema, cuando están dejándolo todo atrás buscando un ideal. Nosotros queríamos poner el acento en la otra orilla, retratando Marruecos de la forma más honesta que pudimos, sin adulterar, conviviendo con sus gentes y haciendo que los actores formasen parte del paisaje que nos regalaba Larache cada día”. Emplea Barce el término hermandad para dar constancia de la complicidad que el equipo implicado en el rodaje llegó a alcanzar en las localizaciones. Taha El Mahroug El Mnaouer y Nezar Moussa Yakhlef protagonizan una obra que seguirá siendo necesaria después del Goya.

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