Rebelión de un Prometeo de los videojuegos

'¡Rompe Ralph!', estupenda suma de las tradiciones de Pixar y Disney.
Carlos Colón

30 de diciembre 2012 - 05:00

Animación, EEUU, 2012, 101 min. Dirección: Rich Moore. Guión: Phil Johnston, Jennifer Lee. Música: Henry Jackman. Cines: Málaga Nostrum, Vialia, Rosaleda, Plaza Mayor, La Verónica (Antequera), Alfil y Miramar (Fuengirola), Gran Marbella, Yelmo Rincón de la Victoria y Multicines Ronda.

Aventuras de un personaje de videojuego que quiere dejar de ser el malo y se escapa de su programa para viajar a través de mundos (juegos) y tiempos (programas) que se miden de forma muy distinta a la humana: de lo analógico a lo digital, de los come-cocos a Final Fantasy. Habrá quien crea que esto de que los juguetes o los personajes de los juegos tengan vida propia viene de Toy Story. Si es así es que ha olvidado El soldadito de plomo de Andersen o el Cascanueces de Hoffmann que inspiró el famoso ballet de Tchaikovski. En cuanto a lo de convertir los circuitos de las computadoras en un escenario de aventuras en el que los programas tienen vida y personalidad propia, hay que recordar que la propia Disney lo hizo hace justo 30 años con Tron, avanzadilla innovadora de las técnicas digitales.

Sin embargo es evidente, eso sí, que sin Toy Story esta película no habría existido. Con aquella obra maestra Pixar abrió en 1995 nuevos horizontes a la animación. Y dio un nuevo giro a las historias de juguetes vivientes, recuperando -todo son relatos de ida y vuelta, como los cantes- la línea nostálgica del juguete roto o abandonado. ¡Rompe Ralph! significa la pixarización de Disney tras la disneyzación de Pixar, comprada por Disney por la vertiginosa suma de 7.400 millones de dólares. Y es que esta película es, argumental y técnicamente, una estupenda suma de las tradiciones y experiencia -magisterio habría que decir- de la compañía Disney, que en 2013 cumplirá 90 años, y de las innovaciones temáticas y formales de Pixar. Todo bajo pabellón Disney.

Fantástica la idea de los distintos tipos de animación según el momento al que cada protagonista de juego pertenezca; y la de que no sea el olvido de sus dueños (estos seres que viven en pantallas de máquinas o de consolas no los tienen), sino la obsolescencia técnica lo que los condena al olvido (o -estupenda idea- a la mendicidad en el mundo en que viven cuando los programas no están activados). Fantástica la creación de Ralph, que divierte tanto como emociona con su extraordinaria expresividad. Fantásticos los diseños y la muy humanizada animación de todos los seres virtuales y de los mundos que habitan. Fantástica la banda sonora de Henry Jackman, que parte de las musiquillas electrónicas de los videojuegos para hacer imaginativos desarrollos orquestales. Fantástica la utilización -de estupendo efecto cómico- de los ruiditos y efectos que subrayaban el desarrollo de los juegos. Fantástica, al fin, la inspiración de que sea la celebración del 30 aniversario del videojuego el elemento desencadenante de la rebelión de Ralph contra su destino y de los desastres que provoca al meterse en otros juegos. Grecia, al fin, con una criatura virtual como el Prometeo que desafía a los dioses, los programadores como Zeus y los programas como el destino.

Fantástica, sí, es la palabra que define esta inteligente, irónica, creativa, emotiva y divertidísima película que vuelve a demostrar que, en el humor y la comedia, la inteligencia se ha refugiado en la animación.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último