Recuerdos vivos más allá del Estrecho
Pepe Ponce revisa en el 'Álbum de la memoria compartida', expuesto en el Ateneo, las imágenes del Protectorado Español de Marruecos en su centenario
El Protectorado Español en Marruecos fue, según algunos, una disonancia histórica; otros lo circunscriben a la influencia andalusí del norte de África; pero, en cualquier caso, el territorio que abarcó fue entre finales de 1912 y 1956 un crisol de experiencias relacionadas con el mestizaje, la cultura, la educación, el patrimonio y ciertos nexos aún imborrables que hoy se han traducido en memoria, mucha memoria. El fotógrafo malagueño Pepe Ponce es uno de quienes más empeño han demostrado contra la extinción de esa memoria, fundamentalmente mediante su trabajo, de la mano de las imágenes que ha ido descubriendo y conservando como testigos fidedignos. El último episodio de esta vocación es el Álbum de la memoria compartida, una amplia colección de fotografías que revisa la historia menos promocionada del Protectorado y que puede verse en una exposición en el Ateneo de Málaga (C/ Compañía, 2) hasta el próximo 27 de junio.
Esta muestra se corresponde con unas jornadas que el Ateneo celebró durante la semana pasada con motivo del primer centenario del Protectorado, y en su catálogo se incluyen artículos de algunos de los participantes en las mismas (entre ellos, la diputada provincial de Cultura, Marina Bravo; el concejal de Cultura, Damián Caneda; el catedrático de Ciencias de la Comunicación, Bernardo Díaz-Nosty; el decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UMA, Juan Antonio García Galindo; el presidente del Ateneo de Málaga, Diego Rodríguez; la vicerrectora de Cultura y Relaciones Institucionales de la UMA, Isabel Calero; y el propio Pepe Ponce). Las fotografías atienden a la vida cotidiana de españoles y marroquíes en el Protectorado: bodas en Nador, comuniones en Alhucemas, un colegio de monjas en Nador, el puerto pesquero de Mar Chica, el éxito de la actriz Lolita González en Larache, nevadas en Chauen (donde prosperó una floreciente industria del corcho), la base aérea de Taouima, el Colegio de la Alianza Israelita de Larache, el Colegio de Artes y Oficios de Mariano Bertuchi en Tetuán, el Colegio Ramón y Cajal en Chauen, una visita a Quetama y el Teatro Español de Larache entre otros muchos recuerdos personales que dan cuenta de un intercambio voraz en una sola orilla.
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