Rufus Wainwright | Músico

“He hecho muchas cosas en este negocio, pero nunca me he vendido”

  • El cantante y compositor canadiense regresa este sábado al Teatro Cervantes de Málaga, dentro del Terral, con un concierto solo al piano en el que adelantará algunas canciones de su próximo disco

El cantante y compositor Rufus Wainwright (Rhinebeck, Nueva York, 1973), en una imagen promocional.

El cantante y compositor Rufus Wainwright (Rhinebeck, Nueva York, 1973), en una imagen promocional. / Matthew Welch

Tras la gira de celebración del vigésimo aniversario de su primer disco, el cantante, pianista y compositor de origen canadiense Rufus Wainwright (nacido sin embargo en Rhinebeck, Nueva York, en 1973), verdadero lobo estepario y a la vez estrella rutilante del pop contemporáneo, retoma su formato más austero, solo al piano, para probar algunas de las nuevas de las canciones que incluirá en su próximo álbum sin dejar de lado buena parte de sus grandes y coreados éxitos. Con esta propuesta regresará este sábado al Teatro Cervantes de Málaga, dentro del Terral, a las 20:30.

-¿Cuánto ha tenido su gira por el vigésimo aniversario de su primer álbum de regreso al punto de partida, de vuelta a empezar?

-Bastante. En parte hice esa gira porque me apetecía volver a tocar con una banda, pero, como dices, supongo que llegué a un momento en que necesitaba volver al principio de todo, recuperar algunas emociones para volver a construir a partir de ahí. De hecho, la decisión de emprender aquella gira dio sus frutos: actualmente estoy trabajando en las canciones de mi nuevo disco, y adelantaré algunas en el concierto de Málaga.

-Tras su tour anterior con su banda, ahora vuelve a comparecer solo en el escenario. Da la impresión de que su trayectoria necesita el trasvase y el equilibrio continuo entre lo uno y lo otro.

-Tal vez, pero es que me gusta mucho tocar solo al piano. Disfruto mucho actuando así. También tiene que ver con los sitios a donde voy a dar conciertos. En España, por ejemplo, este formato en solitario funciona muy bien, porque me permite establecer una relación muy especial con el público. Si por lo general la gente suele mostrar allí mucha complicidad, cuando voy sin banda percibo sus respuestas, sus reacciones, de manera muy clara. Es una sensación muy enriquecedora para mí. Un poco como cuando tocas para tu familia, con la misma proximidad.

-El de este sábado será su tercer concierto en el Teatro Cervantes de Málaga, donde ya hemos podido verle con formatos muy distintos. ¿Tiene alguna querencia especial por la ciudad?

-Sí, me encanta. Málaga es una ciudad preciosa. Me gusta mucho pasear por allí, visitar su Catedral y sus museos. Además, el Teatro Cervantes tiene exactamente las dimensiones que prefiero para mis conciertos. Por supuesto que llenar estadios y convocar multitudes como Lady Gaga es algo genial, pero, para mí, un teatro tan bonito como el Cervantes, con sus pinturas y con toda la cercanía del público, es el lugar perfecto.

-Vuelvo a la publicación de su primer disco, hace ahora veintiún años. ¿Ha tenido alguna vez la impresión de que todo lo que ha sucedido desde entonces podía haber sido diferente, que la historia podría haber sido otra?

-¿Te refieres concretamente al éxito con esta pregunta?

-No tanto, sino a algún acontecimiento o alguna decisión sin la que su trayectoria pudiera haber ido por otros derroteros.

-No. A ver, es cierto que este negocio tiene partes muy imprevisibles, pero he medido mucho todas y cada una de las decisiones. He hecho muchas cosas, pero nunca me he vendido. Siempre he procurado que esas decisiones resultaran consecuentes con mi personalidad, con mi manera de ver las cosas y con lo que me apetecía hacer en cada momento. Es cierto que me embarcado en proyectos aparentemente muy distintos, que, digamos, he vestido mi música con ropajes diferentes. Pero creo que la esencia ha sido siempre la misma. En eso no hay cambios.

"Es genial llenar estadios como Lady Gaga, pero, para mí, un escenario como el Teatro Cervantes tiene las dimensiones perfectas"

-Entre esos ropajes figura la ópera. ¿Hay en usted una escisión absoluta entre el compositor de lírica y el de pop, o hay confluencias entre ambos?

-El mundo de la ópera es algo increíble, sensacional. La lírica me ha permitido aprender muchísimo y crecer como compositor, desde luego, además de pasarlo en grande. En mi caso no hay una escisión entre la ópera y el pop, sino que, como dices, se dan más bien ciertas confluencias. En concreto, las que me han permitido tomar prestadas algunas cosas de la ópera y aplicarlas al pop. Te diría que la ópera me ha resultado útil porque me ha aportado ingredientes muy interesantes que después he añadido a mi música. Mi trabajo se ha enriquecido con sabores que sólo podía encontrar en este mundo. Por lo demás, no me preocupa mucho que la ópera sea o no algo separado, distinto del pop a nivel comercial. Para mí todo forma parte del mismo universo.

-Supongo que la música es música, al fin y al cabo.

-Sí, la música es música. Siempre. Aunque esta afirmación reviste cierta complejidad. En cualquier caso, haga lo que haga, siempre soy el mismo músico.

-Respecto a las letras, ¿su decisión de poner música a los sonetos de Shakespeare en aquel Songs for Lulu obedecía a cierto interés en llegar a la cima, en cantar lo más elevado que pudiera cantarse en lengua inglesa?

-Las letras son algo muy, muy importante para mí. Y también son lo más complicado a la hora de hacer una canción. Tengo muy claro que no soy Bob Dylan ni Leonard Cohen, pero pongo toda mi atención y todo mi esfuerzo en escribir las mejores letras que sea capaz de alumbrar. Del mismo modo, me interesa mucho cantar y componer a partir de lo que otros hayan escrito, pero siempre con la misma exigencia. Y, ciertamente, Shakespeare constituye aquí una cima, pero si canté esos sonetos fue porque encajaban bien con mis preocupaciones de aquel momento, que fue particularmente difícil para mí. Me apena que hoy día, en la música popular, abunden tantas letras insulsas, que no dicen nada.

-Dos décadas después de la publicación de su primer disco, ¿cómo le gustaría verse a sí mismo dentro de otros veinte años?

-Si pienso en el futuro, no puedo dejar de preocuparme por la difícil situación del planeta que compartimos todos. Hacen falta medidas urgentes para garantizar su viabilidad, y esto pasa por el compromiso de todo el mundo. Por que cada uno, desde su área particular, sea cual sea su dedicación, se implique al máximo para salvar la Tierra. Y si es desde las artes, pues desde las artes. Dado que viajo mucho, soy consciente de lo que hablo, de que esta urgencia es real. Así que éste es mi primer principio en mi trabajo como músico.

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