Cultura

Tarde de decepción ante tanta expectación creada

  • José Tomás resulta cogido grave y Morante de la Puebla tuvo que suspender la corrida quince minutos para recibir oxígeno y poder matar a su tercer toro

Más de sesenta medios de comunicación de España, Estados Unidos, Gran Bretaña, Rusia e Hispanoamérica se habían acreditado para el mano a mano entre José Tomás y Morante de la Puebla, en el undécimo festejo de abono, pero ninguno de los dos se llevó un apéndice de tanto bruto como salió de chiqueros.

Después de recibir ambos una gran ovación tras el paseíllo, salió el primer astado de la tarde para José Tomás. El animal irrumpió sin ganas de pelea y el diestro le enjaretó dos series con la mano derecha muy templadas.

Cuando se iba a cambiar de mano por la espalda, le perdió la cara al toro y éste le encunó, haciendo por él en el suelo. Cuando se levantó sangraba por el glúteo derecho pero continuó en el ruedo y mató de una estocada.

En su segundo, José Tomás anduvo muy firme en tres series de naturales, pero el toro pronto empezó a protestar y se sucedieron los enganchones en la muleta. Además, en este toro pegó un petardo con el descabello.

En su último, José Tomás lanceó a pies juntos y comenzó la faena de muleta con seis ayudados por alto en el centro del ruedo que hacían presagiar importante faena. Pero todo fue un espejismo, pues el cuvillo comenzó a defenderse y solamente se tragó dos series con la derecha.

El primer toro del lote de Morante de la Puebla apenas dejó al torero apuntar detalles sueltos. Se colaba el animal por el pitón derecho, por donde no tuvo ni un pase, y el diestro basó su faena por el izquierdo, enjaretando algunos naturales muy jaleados, pero de ahí no pasó la cosa.

En el segundo, dio seis verónicas de manos bajas y compás abierto de gran belleza. Después, lo más meritorio fueron dos series con la diestra toreando con la cintura mientras se escuchaba desde los tendidos un fandango dedicado al diestro sevillano. Tras matar a este toro, tuvo que entrar en la enfermería para recibir asistencia médica.

Al regresar al ruedo, salió el último de la tarde, un marmolillo sin clase alguna, y el diestro no pasó de las simples probaturas.

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