Cultura

El Teatro del Soho estrena el musical ‘Company’, un alegato contra el miedo a vivir

  • Antonio Banderas dirige y protagoniza un espectáculo divertido, luminoso y ágil, con un reparto sobresaliente y  acompañado por el directo de 26 músicos bajo la batuta de Arturo Díez-Boscovich

Antonio Banderas canta en la obertura de 'Company'.

Antonio Banderas canta en la obertura de 'Company'. / Javier Albiñana (Málaga)

Bobby cumple 50 años y pide un deseo rodeado de amigos. Pero no se apagan todas las velas. Quizás nunca se cumpla. El miedo lo atenaza, aunque no lo reconozca. Por fuera es pura fachada. Hombre soltero, libre y atractivo, la envidia de sus amigos, la preocupación de sus amigas. Los juicios, los consejos, todos tienen uno para él. Y Bobby los escucha, los observa, los estudia con precisión microscópica, un sociólogo siempre invitado a la fiesta, a la cena, a la borrachera. Es el espectador omnisciente para mirar cómo discuten, cómo se buscan, cómo se separan, cómo se encuentran. Y surgen muchas preguntas en su interior. ¿Y si es eso lo que él también quiere?

Las vidas en pareja que conoce a través de sus amigos le sirven de ejemplo para reafirmarse en su decisión de estar solo. ¿Cómo mejor se podría estar en la vibrante ciudad de Nueva York? Pero quizás los encuentros también sirvan para abrir una brecha y dejar salir su necesidad más profunda. Al fin y al cabo, ¿quién no busca el amor y alguien con quien compartirlo?

Antonio Banderas hace suyo por completo el personaje de Bobby y se come el escenario en cada escena de Company. A diferencia de A Chorus Line, el actor es un protagonista siempre presente, el hilo conductor de un musical de dos horas y media divertido, con una espectacular música en directo y un elenco de actores y cantantes sobresalientes. Difícil lo tiene el malagueño si quiere “dejar de ser imprescindible” en el proyecto del Teatro del Soho. Más aún si acostumbra al público a tener tanto suyo, a darse de esa forma.

“Pues canta mucho mejor de lo que yo me esperaba”, se escuchan varios comentarios a la salida del pase a la prensa. Es cierto que afina cada nota, pero mejor aún es el alma que pone en ellas, como dice la actriz Marta Ribera, Joanne en Company. Pero mejor aún son las partes en las que susurra y habla con la naturalidad que le dan sus años de profesión, cuando entra en ese diálogo loco con María Adamuz, April en la obra, cuando fuma canutos con Julia Möller y Rubén Yuste, cuando lucha a cámara lenta con Carlos Seguí y Dulcinea Juárez, cuando charla a solas con Lorena Calero.

La obra está estructurada en sketches, aunque los números musicales dotan al espectáculo de una unidad que lo hace muy fluido. Y hay humor, indudablemente el público se ríe. Memorable resultará al espectador la escena en la que la actriz Anna Moliner, Amy, entra en pánico ante su inminente boda con Paul, interpretado por Roger Berruezo. También, la colorida y mágica Marta, el espíritu mismo de la ciudad, y el solo que se marca Lydia Fairén.

Pero no hace falta ni rascar un poquito para saber que, como siempre, hay mucho más debajo de la superficie. Está el miedo, sobre todo, el miedo. A elegir equivocadamente, a que no haya vuelta atrás, a que pase el tiempo sin dejar huella, a sufrir y, en definitiva, a vivir. Y es su amiga Joanne la que, en una noche de sinceridad etílica, abre esa puerta que había querido tener siempre cerrada.

Company, con música y letra de Stephen Sondheim, puede que sea considerada una obra de culto del Broadway de los años 70. Pero que esto no asuste a nadie. El musical que ha dirigido Antonio Banderas y ha producido Teatro del Soho es un espectáculo ágil, luminoso y fácil de seguir, con una escenografía envolvente y muy cuidada, aunque sin grandes artificios, y con la suerte de poder disfrutar de 26 músicos en directo dirigidos por el maestro Arturo Díez-Boscovich. En algunos momentos del montaje, los metales incluso forman parte de lo que está ocurriendo en las tablas.

Los propios actores son los tramoyistas, que mueven la escenografía como parte de la obra y funciona. Como un engranaje bien armado entran y salen, cantan, bailan, pasean por una plataforma giratoria y nunca hay vacíos, solo los intencionados. Sin duda, una buena propuesta teatral para los próximos cinco meses.

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