Tete Leal presenta su primer disco: "La música que uno hace son las experiencias que ha vivido"

El músico malagueño ha estrenado música y espectáculo este martes en el Festival Internacional de Jazz de Málaga

En 'Five Elements' ha retomado canciones ancestrales, música de raíz, para llevarlas a otro formato

Tete Leal con un ewi, un aerófono, en el Teatro Cervantes horas antes del concierto.
Tete Leal con un ewi, un aerófono, en el Teatro Cervantes horas antes del concierto. / Javier Albiñana

Málaga/Formado en el Conservatorio Superior de Música de Málaga y en la Banda Miraflores Gibraljaire desde niño, Tete Leal encuentra en la música se forma de entender e interpretar el mundo. Este martes en el Teatro Cervantes y dentro del Festival de Jazz ha presentado su primer disco, Five Elements.

-El Festival Internacional de Jazz de Málaga ha acogido la presentación de su nuevo disco, Five Elements

-Hemos presentado disco y espectáculo, la música y el montaje visual, el completo. El disco sale para descargárselo en plataforma digital el 11 de noviembre, bajo el sello Dispar Music, una firma malagueña de reciente creación.

-Es su primer disco.

Sí, no lo primero mío que hago pero sí lo primero en lo que invierto dinero y apuesto por ello de esta forma.

-¿Pero llevaba ya tiempo componiendo?

-Sí, toda la vida. En la música desde que tengo 6 años y haciendo cosas mías desde siempre. Lo que pasa es que uno no se siente con la entidad de mostrarlas cuando tiene 18 ó 20 años. Terminé la carrera de Música Clásica en Málaga. Me fui a vivir a Barcelona, estuve entre Madrid y Bruselas, viajando, tocando otras músicas, estudiando jazz, metiéndome en el flamenco, entrando en contacto con músicos brasileños... He tenido una formación muy ecléctica y este trabajo es el resultado de ello.

-Aunque no es fusión...

-No hago fusión, es más bien como entiendo yo la música. La música que uno hace son las experiencias que ha vivido, básicamente. Al principio empecé a escribir para quintento de jazz, después necesité una batería más, luego necesité meter electrónica y loops, y luego un coro lírico. La música me fue pidiendo eso.

-¿Cómo es su proceso de composición?

-Pues como cuando un escultor ve una piedra y ya tiene la forma en su cabeza, busca la forma dentro de la piedra. A mí me pasa eso con la música, no tengo un concepto predeterminado, o no mucho, cuando voy a escribir. Voy tirando del hilo, voy buscando, hasta que estoy contento con el resultado. Aunque realmente nunca estoy del todo contento. Como dice el ingeniero Manolo Toro, con quien he estado grabando los últimos dos años, “los discos no se terminan, se abandonan”.

-Hay que decir basta...

-Siempre queremos estar limpiando ese espejo donde nos reflejamos, que en mi caso es la música. Todo el mundo artístico tiene ese concepto de infinito.

-¿Por qué el jazz?

-No me considero un músico de jazz, considero que he pasado por ese mundo y he profundizado, igual que profundicé en el de la música clásica o el flamenco. Me gusta mucho las músicas tradicionales, las músicas de raíz. Es lo que ha inspirado Five Elements, que viene de canciones ancestrales retomadas y llevadas a otro formato. Siempre me han llamado las músicas tradicionales y el jazz lo es de Norteamércia, como el flamenco es de aquí y la samba brasileña. Toco el saxo y como no tenemos mucha cabida en orquestas sinfónicas y en otro tipo de formaciones y siendo uno de los instrumentos principales del jazz, pues vas buscando esa vertiente.

-¿Qué implica tener la etiqueta de músico de jazz?

-Tampoco tengo una carrera meteórica como músico de jazz. Mi día a día no se dedica a hacer bolos alrededor del mundo ni a participar en festivales. No soy ninguna referencia del jazz.

-¿Qué es el jazz para usted?

-Yo lo que hago es utilizar la música para mi búsqueda. El jazz para mí es una herramienta, no algo con lo que identificarme. La música es una forma de conocimiento propio y una herramienta para compartir una experiencia con la gente que la escucha, sea clásica, jazz o lo que sea. Son lenguajes y supondría lo mismo que hablar varios idiomas. Cuantos más sepas, te puedes comunicar con más gente, trazar más conexiones.

-¿La formación le interesa especialmente?

-Sí, tengo otros proyectos como la escuela, el CAMM (Centro de Artes y Música Moderna de Málaga) que empezamos en 2014. Más que con mi onda individual, con mi propuesta de música, empatizo con una idea social. Una sociedad es fuerte o no dependiendo de su nivel cultural. Estuve muchos años fuera, vi que en otras ciudades había una infraestructura que sí arropaba a los músicos, que estaban en un estatus social a la par que un médico o un ingeniero, y me di cuenta de que aquí había mucho trabajo por hacer.

-¿Y quiso tomar partido?

-Quise cambiar el paradigma de pensamiento y no ver qué me ofrecía la ciudad, sino qué puedo ofrecer yo a ella. Tengo un compromiso social fuerte. Observo mi realidad y veo cosas que podría mejorar y me lanzo a ello. De ahí nace el CAMM y, anteriormente, la Sociedad de Jazz de Málaga junto con otros compañeros.

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