Patrimonio

El centro recupera su color

  • Dos edificios en calle Los Mártires y otros dos en Hinestrosa son los últimos ejemplos de rehabilitación de la pintura mural de los siglos XVII y XVIII

La Málaga moderna está resurgiendo detrás de los desconchones de los edificios más antiguos. En 1997 se publicó el plan Estudio del Color del Centro Histórico, aunque no se activó realmente hasta 1999. En menos de una década, la ciudad se ha colocado a la cabeza de España en este tipo de recuperación patrimonial. "La imagen de Málaga, que sobre todo era decimonónica, empieza a tener otro aspecto, muy colorista, en el que se desvela como habitual el uso de decoraciones en fachadas y patios", explica Eduardo Asenjo, profesor del Departamento de Historia del Arte de la UMA. Varios edificios en las calles Mártires e Hinestrosa han sido las últimas recuperaciones de pintura parietal.

Justo en frente del núcleo principal del futuro Museo Thyssen, en los números 5 y 7 de la estrecha y singular calle Los Mártires, han salido a la luz distintos lenguajes ornamentales. La antigua cerería Ojeda, el número 5 de la vía, cuenta con pinturas de los siglos XVII y XVIII. "Se pueden ver cajones de mampostería decorados con esquemas de gotas de lágrimas entre verdugadas de ladrillos", comenta Asenjo.

Algo muy interesante en este edificio, según el profesor de la Universidad de Málaga, es la superposición de tres lenguajes decorativos. Sillares en las esquinas y remarcando los vanos, pilastras con el cajeado imitando al mármol y ladrillo pintado en rojo almagra componen el ornamento del inmueble, que atestigua cómo se renovaban las formas y maneras de la pintura mural según evolucionaba la moda.

Pared con pared, la decoración es totalmente distinta. "No ha aparecido aún nada igual en Málaga", asegura Eduardo Asenjo en relación al número 7 de la calle. "Usa elementos del repertorio de la antigüedad, como mascarones, músicos, jarrones con guirnaldas, cornucopias que se entrelazan...", afirma el profesor. El ocre y el gris son los colores predominantes. Los detalles de la pintura, como los que enmarcan los óvalos ubicados sobre los vanos, la hacen única.

En el segundo piso se simplifica la composición. En la cornisa, unos elementos ovalados, encadenados, forman una composición "muy efectista, muy colorista". De un solo vistazo, el paseante puede ver cómo se pasa del hórror vacui de los siglos XVII y principios del XVIII a composiciones que se centran en determinadas partes de la arquitectura. Ya no hay que pintar cada hueco de la pared, sino resaltar puertas, ventanas, esquinas y cornisas.

las casas seriadas

En la calle Hinestrosa, un pasaje peatonal muy cerca del Teatro Cervantes, se hicieron un grupo de casas seriadas, las cuales fueron decoradas con los mismos elementos ornamentales. De las ocho o diez que se conservan, dos ya han recuperado el color original de sus fachadas. "Estos terrenos formaban parte de la antigua huerta del Convento de la Merced y en los años 50 -del siglo XVIII-, se vendió una zona para hacer esta serie de casas", recuerda el experto en pintura parietal.

Todas las viviendas se construyeron en el mismo tiempo y cuentan con la misma disposición, planta baja más una y dos patios interiores. La puerta de acceso está enmarcada por "formas muy curvilíneas, imitando placas recortadas, con las características de la rocalla, muy del rococó", argumenta el también autor del libro Urbs Picta. El legado cultural de las arquitecturas pintadas en Málaga. El tránsito de una planta a otra se separa con una línea de imposta dentada que imita el mármol amarillo ocre y rojo de almagra.

En la parte superior se pueden contemplar parejas de columnas sobre fragmentos de entablamentos y rematadas en la cornisa con unos pies con bolas. La parte central tiene una decoración curvilínea, con grandes volutas. "La apariencia de volúmenes la consiguen gracias a veladuras, cambios de tonalidades, que dan sensación de curva, de volumen", dice Eduardo Asenjo, que sostiene que los autores de este tipo de decoración deformaban la perspectiva a propósito para causar el efecto deseado.

"Se trata de un trabajo muy artesanal, muy repetitivo, probablemente trabajarían con un tipo de plantilla ya dada", sostiene el profesor de Historia del Arte. Para separar cada composición utilizaron pilastras cajeadas sobre basamentos.

Éstas recuperaciones son las últimas que se han incorporado al catálogo de edificios que ya muestran su color original en el centro de Málaga. Pero serán las únicas. Ya están muy avanzados los trabajos en el futuro Museo del Vidrio, en la calle Parra, y se está comenzando a trabajar en la recuperación de la ornamentación de la iglesia de Santiago. "Desde el año 99 hasta ahora el balance es muy positivo", considera Eduardo Asenjo y subraya que "con estas políticas de rehabilitación en Europa cada ciudad está sacando su personalidad y Málaga tiene una trayectoria importante en recuperar parte de su historia arquitectónica y ornamental".

Algo también muy a destacar, según el profesor Asenjo, es que en la ciudad "no sólo se está actuando en arquitectura religiosa, sino también y sobre todo, en edificios civiles". Dice el experto que "vamos por buen camino y que el esfuerzo que se está poniendo en los inmuebles que merecen la pena, eso incrementa la calidad de la imagen que tiene la ciudad".

Pero aunque, "estemos en un proceso sumativo", como considera el profesor de la Universidad de Málaga, aún queda mucho por hacer. Sólo hace falta darse una vuelta por calles como Los Mártires para intuir que debajo de edificios de aspecto ruinoso se encuentran preciosos motivos ornamentales dispuestos a ver la luz.

Y una vez que lo hagan, habrá que enseñar a mirar al ciudadano y poner los medios necesarios para interpretar este patrimonio. "Sería muy importante que el Ayuntamiento hiciera un centro de interpretación" -concluyó el profesor al hilo de la presentación del libro Urbs Picta-, y que la Oficina de Rehabilitación del Centro Histórico "convocase un congreso internacional para dar a conocer este patrimonio" y establecer los criterios que se deberían seguir en las intervenciones. Todo es poco para proteger y poner el punto de atención sobre un legado cada vez un poco menos desconocido.

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