Noa | Cantante y compositora

“Soy una especie de nudista musical: adoro la exposición y la transparencia”

  • La artista israelí abre la nueva edición del Terral el próximo lunes en el Teatro Cervantes con la presentación de su último álbum, ‘Afterallogy’, junto a su gran aliado, el guitarrista Gil Dor

Noa (Tel Aviv, 1969), en una imagen promocional.

Noa (Tel Aviv, 1969), en una imagen promocional. / Ronen Akerman

Después de su aclamado Letters to Bach, Noa (Ajinoam Nini, nacida en Tel Aviv en 1969 con raíces yemenitas), una de las voces más reconocibles y admiradas del panorama musical contemporáneo, regresa a la desnudez formal con Afterallogy, un álbum que contiene diversos standards de jazz revisados a fondo mano a mano con su aliado fundamental desde el comienzo de su carrera, el guitarrista Gil Dor. Los dos presentarán este trabajo y otros éxitos de la artista el próximo lunes en el Teatro Cervantes de Málaga en la apertura del Terral.

-Afterallogy remite a sus años de formación en Nueva York, pero ¿forma el jazz parte de su propia tradición, o al hacer este disco se ha sentido lidiando con un, digamos, idioma extranjero?

-Crecí en Nueva York inmersa por completa en la cultura del jazz y el teatro musical. Así que es un idioma que hablo con cierta fluidez. De hecho, cuando comencé mi carrera tuve la tentación de grabar standards de jazz, pero puse por delante mi intención de componer mis propias canciones y, por otra parte, no le veía sentido a volver a cantar lo que tan maravillosamente habían cantado Ella Fitzgerald, Billy Holiday y Frank Sinatra, salvo que fuese capaz de hacer una aportación singular a este repertorio. La diferencia es que ahora llevo treinta años haciendo música. He logrado definirme como artista, he creado un mundo y un lenguaje absolutamente personales junto a Gil Dor y es ahora cuando puedo cantar estos standards sabiendo que puedo enriquecerlos de una manera única: la mía propia. Así que la perspectiva es muy, muy distinta. Eso sí, en Afterallogy hay también algunas letras y varias canciones completamente originales.

-Como el anterior Letters to Bach, este nuevo álbum está armado únicamente con guitarra y voz. ¿Forman parte estos dos discos de un mismo proyecto?

-En muchos sentidos sí, así es. Los dos discos están muy conectados, en la pureza del sonido pero sobre todo en el más profundo respeto a la gran música que crearon estos genios, hace trescientos años en un caso y medio siglo en el otro. Siempre he creído, como decía Duke Ellington. que sólo hay dos tipos de música: la buena y toda la demás. Y estos dos discos rinden homenaje a la buena música como fuente de inspiración y esperanza en tiempos tan convulsos como los que nos ha tocado vivir.

-¿Siguieron los dos discos procesos muy distintos?

-Afterallogy es un coronadisco. Lo hicimos en el estudio que tengo en casa sin ninguna intervención externa, ni siquiera técnicos. Gil se encargó de grabarlo y los ingenieros de sonido intervinieron en las mezclas y la edición. Letters to Bach también lo grabamos en mi estudio casero, pero con técnicos y algunos músicos invitados. Además, dado que trabajábamos de nuevo con Quincy Jones, hubo bastante ping pong entre nosotros.

-Ni Afterallogy ni Letters to Bach son propiamente discos de versiones. ¿En qué medida parte usted de la música de otros como si fuera propia, como un ejercicio de verdadera composición?

-No me siento cómoda con la función de intérprete. Por eso nunca podría dedicarme a la música clásica. Soy más bien una artista del jazz, necesito improvisar. La composición es siempre una improvisación cultivada.

-¿Y se siente cómoda dejando su voz prácticamente desnuda, como suena en Afterallogy. o echó de menos en la grabación más instrumentación?

-Supongo que soy una especie de nudista musical. Adoro la transparencia, la exposición, la humanidad pura que late en el sonido desnudo. Que conste que es mucho mas difícil cantar así que con una banda, pero creo que cuando demuestras que no ocultas nada eso el público lo respeta especialmente, lo aprecia más. Se da un intercambio de afecto más real.

-¿Y en directo?

-Lo mismo. En esta gira nos acompaña el pianista Ruslan Sirota, un músico extraordinario reconocido con el Grammy. Espero que la gente de Málaga venga a dejarse conquistar por él, es un músico de una belleza rara, única.

"Me siento orgullosa de mis 25 años de activismo pacifista. Ese trabajo dará sus frutos en algún momento"

-¿Diría que Afterallogy resume todo lo que Gil Dor y usted han aprendido estos años?

-Sí.

-¿Y qué importancia ha tenido en su carrera lo que no han aprendido conscientemente, lo inesperado, lo que no entraba en sus planes ni previsiones?

-Siempre estoy buscando nuevas aventuras. Me encanta conocer a gente nueva, sentir nuevos motivos de inspiración, viajar. En treinta años pasan un montón de cosas. Tienes que aprender a esquivar los golpes, a cambiar como cambia la vida misma, pero siempre de acuerdo con tu ritmo interno. Por mi parte, lo hago lo mejor que puedo.

-En comparación con discos como su Calling de 1996, su música ha ganado en detalles, en la capacidad de decir más con menos. ¿No le interesaría, sin embargo, recuperar la energía de aquellos primeros trabajos, con unas bases más contundentes y un regusto más cercano al rock?

-Después de Calling hice otros dos discos con un sonido también bastante contundente, Blue touches blue y Now. Pero, la verdad, el registro más ajustado a los moldes del pop-rock dejó de interesarme. Creo que mi voz se adapta mucho mejor a las cuerdas y a los instrumentos acústicos. De todas formas, siempre puedes crear un sonido poderoso y enérgico sin caer en clichés. Piensa en Genes & Jeans, o en el disco que grabé en directo con el Solis String Quartet.

-En esos treinta años de carrera ha cantado y compartido escenario con muchos artistas españoles y de lengua española. ¿Se siente como en casa cuando viene a actuar a España?

-Sí, ya lo creo. Me encanta España. Vivo el éxito que me ha dado tu país como una bendición. Poder cantar con Serrat, Sabina, Pasión Vega, Nacho Campillo, Miguel Bosé, Miguel Poveda, Maria Heredia, Jorge Drexler, David Dorantes, Carlos Núñez y tantos otros ha enriquecido mi vida y me ha servido para sentirme más cerca de una cultura maravillosa.

-En 1999 grabó usted Imagine de John Lennon en una versión bilingüe, en árabe y hebreo, con Khaled. Vista la evolución de los conflictos que perduran desde entonces, ¿siguen teniendo sentido este tipo de gestos?

-Trabajar por la paz es un modo de vida y un estado mental. Nunca es ni demasiado tarde ni demasiado inútil. Considera la alternativa: una vida marcada por el miedo, el pesimismo, la desolación y la violencia. ¿Quién desearía algo así? Me siento orgullosa de haber dedicado los últimos veinticinco años de mi vida al activismo pacifista. En algún momento, todo este trabajo dará sus frutos. Si no por nosotros, por nuestros hijos.

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