Pata Teatro o el último suspiro del Siglo de Oro
Artes escénicas
La compañía malagueña apuesta por primera vez por un título propio para su ciclo de Clásicos en Verano, ‘Los últimos cómicos’, una mirada cómica, tierna y a la vez didáctica a las raíces de su oficio
El espectáculo podrá verse del 1 de julio al 15 de agosto en el patio del IES Vicente Espinel
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Si de ponernos estrictos se trata, habría que reconocer a Pata Teatro la posibilidad de que cada verano hablemos en Málaga de algo más que el turismo, el sol, la playa, los espetos y la Feria. Desde que en 2012 la compañía malagueña celebrara la primera edición de su ciclo Clásicos en Verano, el teatro clásico entra en esa ecuación por derecho. “Hay gente de distintas provincias de España que cada año nos escribe para preguntarnos si vamos a hacer el clásico, porque lo tienen en cuenta para decidirse por Málaga para sus vacaciones”, explica Josemi Rodríguez, quien fundó Pata Teatro en la misma ciudad junto a Macarena Pérez Bravo hace ya veintisiete años. Y lo cierto es que, no sin dificultades, los Clásicos en Verano han sido puntuales a su cita con el respetable en este tiempo, a modo de una programación estable, independiente, autogestionada y cada vez más demandada. Este año, para que no falte, el ciclo regresa del 1 de julio al 15 de agosto (con funciones de lunes a sábado a las 22:00 y con entradas ya a la venta) en el escenario habitual del proyecto desde hace ya varias temporadas, el histórico patio del IES Vicente Espinel (Gaona). Y lo hace, por primera vez, con una obra de cosecha propia, Los últimos cómicos, una propuesta que, eso sí, hunde sus raíces en el Siglo de Oro desde la perspectiva de sus últimos coletazos. Hace unos días, Pata Teatro recibió a Málaga Hoy en un ensayo aún sin vestuario pero en el que emanaban ya, prometedoras, las esencias irrepetibles de la propuesta.
Bajo una premisa metateatral, en Los últimos cómicos los protagonistas son tres intérpretes, dos actrices y un actor, los tres últimos miembros supervivientes de una vieja compañía que llegó a contar con veinte artistas para sus elencos. Con el paso del tiempo, la mayoría fueron muriendo o desertando hasta la resistencia que ahora se nos presenta: tres cómicos ya entrados en años que siguen dedicándose a lo suyo y recorriendo los caminos en busca de nuevas funciones a pesar de todo. Aunque no hay una ambientación explícita, es fácil situar a estos personajes entre finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII, cuando ya el público demandaba repertorios distintos de las comedias del Siglo de Oro. “Es el proyecto más personal que hemos hecho para este ciclo, porque habla de nosotros, los actores, de nuestras inseguridades e ilusiones”, señala Macarena Pérez Bravo al respecto. Para su representación, la misma Pérez Bravo y Josemi Rodríguez, responsables tanto del texto como de la dirección, suben a escena junto a la actriz Virginia Nölting, quien ya participó en el ciclo Clásicos en Verano en 2023 dentro del reparto de La discreta enamorada de Lope de Vega. Para completar esta nómina de all stars del teatro malagueño, la actriz Carmen Baquero se incorpora por primera vez al proyecto como ayudante de dirección. En otros apartados, Pata Teatro vuelve a contar con aliados veteranos como Vicente Palacios en el diseño del espacio escénico y Jorge Sarrión en la fotografía, aunque también con fichajes nuevos como Elena Oreja en el diseño de vestuario.
Los últimos cómicos es una declaración de amor a la farándula, alumbrada en tono de comedia aunque con algunos momentos más inclinados a la ternura, al drama y, también, a la pedagogía. Con los tres personajes como vértice, la dramaturgia incluye fragmentos de diversas obras populares de distintos autores y autoras del Siglo de Oro, así como de diferentes testimonios de la época en torno al teatro. En este sentido, Rodríguez y Pérez Bravo emprendieron una esmerada labor de documentación en torno a la vida de las compañías ambulantes de hace cuatrocientos para garantizar la mayor fidelidad histórica, y no faltaron sorpresas notables: “Encontramos que en 1631 ya existía en España un gremio de representantes, por ejemplo. A menudo se piensa en aquellos cómicos como mendigos, pero lo cierto es que se daban realidades diversas. No pocos intérpretes desarrollaron carreras estables y bien remuneradas. Incluso se pagaban los ensayos. Había quien, por supuesto, sufría muchas necesidades, pero también quien podía vivir con dignidad. Nuestra impresión es que las condiciones del teatro eran parecidas a las de hoy día”, explica Josemi Rodríguez, quien apunta la gran contribución del Siglo de Oro español al teatro universal: “La taquilla. Fue en España donde empezó a cobrarse la entrada a los espectáculos directamente en los espacios donde se representaban, sin intermediarios. Eso resultó fundamental para profesionalizar el sector y fue rápidamente implementado en otros países”. La obra incluye además testimonios de autores como Lope de Rueda, Andrés Gil Enríquez, Agustín de Rojas Villandrando y el mismísimo Miguel de Cervantes sobre el día a día de las compañías de su tiempo.
Con Los últimos cómicos, el ciclo de Clásicos en Verano alcanza su consolidación y ofrece argumentos nuevos para seguir creciendo en el futuro. Además, tras las funciones que llegarán a su fin en el Gaona el 15 de agosto, Pata Teatro llevará la obra de gira, ya con un rodaje más que suficiente para garantizar el éxito en otros escenarios. Carmen Baquero subraya al respecto la solidez de los equipos que la compañía reúne en cada proyecto, “con mucha experiencia, con mucho teatro encima y, al mismo tiempo, con muchas ganas de asumir retos nuevos”, a lo que Josemi Rodríguez añade “la afinidad. Para nosotros, es una clave esencial. Si hacemos una comedia, como es el caso, queremos tener a nuestro lado a gente con la que compartimos nuestro gusto concreto por la comedia, con ideas más reconocibles para nosotros”. Virginia Nölting sostiene por su parte que esta afinidad “se traduce en libertad y seguridad para los intérpretes. En La discreta enamorada teníamos un reparto más amplio, aquí somos solo tres en escena, no estamos tan cubiertos, pero tenemos suficiente confianza en el otro para trabajar a gusto”.
Y, de nuevo, si hay una pieza decisiva en Los últimos cómicos es el público. Los espectadores de los Clásicos en Verano saben bien del ritual con el que Pata Teatro termina cada función: con un agradecimiento sincero al respetable y una invitación a divulgar la obra “igual que los viejos cómicos divulgaban sus obras en las plazas, porque nosotros, como ellos, vivimos del teatro”. Pero el público, y no solo por la presencia de turistas nacionales, ha cambiado también sensiblemente en estos trece años: “Cuando hicimos la primera función comprobamos que la media de edad se acercaba a los sesenta años. Y, la verdad, aquello nos preocupó un poco, porque entendíamos que la continuidad del proyecto pasaba por la llegada de públicos más diversos. En los últimos años, sin embargo, hemos visto cómo ha ido creciendo en nuestras funciones un público más familiar, con grupos en los que conviven padres, abuelos y nietos. Y, en general, esa diversidad se está consiguiendo”, explica Macarena Pérez Bravo. Al mismo tiempo, la respuesta del público “se traduce en una exigencia cada vez mayor a la hora de decidir qué espectáculo hacemos”, apunta Josemi Rodríguez, quien añade: “Hay una mayoría de espectadores que prefiere la comedia, pero también hay otros muchos que prefieren títulos más hondos, más dramáticos. Cuando escoges la obra que vas a hacer, sabes que hay gente que preferiría otra cosa, pero en cualquier caso intentamos que todo el que viene a vernos pase un buen rato”. La organización de los Clásicos en Verano supone además, según Pérez Bravo, “una exigencia cada vez mayor a nivel artístico y logístico. Los clásicos nos tienen ocupados todo el año: el día después de terminar la última función en agosto, ya estamos pensando en el título del año siguiente. Pero hay muchas razones para seguir sacando este ciclo adelante. La primera es la respuesta del público, que nos llena de ilusión. La segunda es la posibilidad de hacer temporada durante un mes y medio, con funciones casi a diario, en nuestra propia casa, y somos conscientes del privilegio que esto supone como compañía. Y la tercera es lo mucho que disfrutamos haciendo los clásicos. No han faltado momentos complicados en estos años, pero siempre han podido más nuestras ganas de salir adelante. Y aquí seguimos”.
Si se trata de montar un espectáculo sobre gente que ama el teatro (en un lugar como el patio del Gaona, lo más parecido que tenemos en Málaga a un corral de comedias), no hay compañía más idónea que los Pata, tal y como son conocidos por los suyos. Y si se trata de que al Siglo de Oro se le vean las costuras, que el público lo conozca, lo distinga, lo disfrute y se lo lleve a casa, tampoco habrá mejores maestros.
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