Todo listo para que la Comic-Con comience en Málaga
"Ha sido una semana y media muy fuertes de trabajo", afirma uno de los técnicos
La San Diego Comic-Con de Málaga ultima detalles para pulsar el botón de 'start'
Las puertas aún están cerradas y los alrededores cuentan con vallas, pero la San Diego Comic-Con de Málaga ya está ultimando detalles. En los alrededores del Palacio de Ferias y Congresos de Málaga (Fycma), los operarios encajan piezas como si fueran parte de un gigantesco puzle para dar la bienvenida a los 120.000 asistentes que se esperan. Cerca del cartel de bienvenida, algunos fans se adelantan a la fiesta: hay selfies improvisados, fans que prueban poses y despistados que preguntan dónde recoger las pulseras. El ambiente es de cuenta atrás, de nervios y expectación, como si el evento hubiera empezado antes de tiempo.
Todavía se escuchan martillazos, voces que se cruzan, risas sueltas de los operarios que se permiten bromear entre tornillo y tornillo. Un "esto ha quedado perfecto" también se escucha. El calor se queda atrapado en los alrededores del pabellón, obliga a algunos a secarse la frente con el dorso de la mano, mientras otros celebran con un grito compartido que al fin está colocado ese panel que tanto se resistía.
A cada paso, la San Diego Comic-Con de Málaga toma forma. Se erigen arcos, se ajustan luces, se desenrollan metros y metros de carteles. Todo parece improvisado y caótico, pero, sin embargo, hay un orden que no se ve, pero que guía cada gesto de cada una de las personas que han hecho realidad que este evento se pueda celebrar. El césped artificial del recinto y los caminos que llevan al pabellón ya son calles en potencia, por donde en pocas horas caminarán miles de fans.
No faltan las estampas cómicas: un operario suda "la gota gorda" mientras otro, más fresco, le ofrece agua entre carcajadas; dos técnicos discuten sobre si un cartel está más torcido que otro; un tercer grupo aplaude cuando la estructura principal se sostiene sin temblar. Dos operarios se hacen una foto al acabar la que es su obra de arte. Cada detalle, cada risa, cada gota de sudor es una pieza más del engranaje que transforma el espacio en una ciudad por cuatro días.
"Han sido días muy duros, han sido todos muy complicados con el tema de encajar las piezas, anclarlas a la estructura existente. Han sido una semana y media muy fuertes y ya está, y ahí está el resultado", confiesa Abel García, técnico responsable del montaje de bienvenida. "Sí, nos hemos encargado de la portada como tal y de los arcos de la Village y de otros dos que tenemos en el interior, pero el que más ha costado ha sido este de bienvenida, sin duda, que es el más grande", añade.
A su lado, los compañeros asienten, como si cada palabra estuviera escrita en las gotas de sudor que resbalan por su cara. No hay manuales ni instrucciones que seguir, recuerda García: "Las instrucciones las decimos nosotros aquí con la experiencia que tenemos, no había ninguna instrucción como tal". Él lleva dos años trabajando en la construcción de eventos y esa experiencia es la que ahora se palpa en la seguridad con la que todo avanza.
El montaje de la San Diego Comic-Con de Málaga, sin embargo, tiene un aire distinto. "Cada uno tiene su diseño y sus conceptos como tal diferentes, depende de lo que sea el evento, hace un diseño, este es a lo grande", apunta el técnico. Quizás sea la magnitud de las estructuras, quizás el colorido, o tal vez el simple hecho de que Málaga se prepara para recibir a miles de personas con un entusiasmo que se desborda más allá de las paredes del recinto.
El sol a finales de septiembre sigue brillando, ajeno al ajetreo humano. Un grupo de chicos, ataviados ya con sus pulseras identificativas, improvisa una sesión de fotos en la entrada, mientras una familia busca sombra para pasear con su perro y otro se acerca curioso a ver qué se está tramando. Nadie ve el cansancio de quienes, a escasos metros, aprietan las últimas tuercas; todos respiran solo expectación y ganas de que comience la función.
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