El huracán rockero de Scorpions pone a vibrar Starlite Occident
"¡Buenas tardes, Marbella! ¿Cómo estáis?", saludó el cantante
La tormenta musical de Marc Anthony arrasa en Starlite Occident
Lunes, pero menos lunes si es en la cantera de Nagüeles. Desde las primeras notas, el auditorio de Starlite Occident se convirtió en un santuario de guitarras eléctricas y mucha música. Bajo el calor marbellí, Scorpions pisaron el escenario con la certeza del que sabe que su música sigue más viva que nunca. Desde el arranque, el grupo dejó claro que venía a darlo todo. Rompieron el hielo con Coming Home –añadiendo to Marbella al final–, la siguieron Gas in the Tank y Make It Real, poniendo a los asistentes en pie, siguiendo el ritmo, el compás de la batería y dejándose llevar en una cita irrepetible.
"¡Buenas tardes, Marbella! ¿Cómo estáis?", saludó Klaus Meine, con su característica boina y una voz que sigue siendo un icono alemán. El grupo abrió las puertas del túnel del tiempo para pausarlo. Ese sonido inconfundible que ha conquistado generaciones. De hecho, el público era una mezcla intergeneracional de fieles rockeros, turistas curiosos y algún que otro hijo arrastrado por padres metaleros. Cuando sonó The Zoo, con ese riff lento, ya nadie apartaba la vista del escenario. La banda los había adentrado en su zoológico sonoro.
La instrumental Coast to Coast fue como una marea que lo arrastró todo. Guitarras al máximo, ojos cerrados, cuerpos meciéndose con la cadencia de un mar eléctrico. Luego llegó uno de los guiños más potentes de la noche: el medley de Top of the Bill, Steamrock Fever, Speedy’s Coming y Catch Your Train, que encendió la mirada de los más veteranos como un mechero en los 80. Ahí estaba el pasado, vivo, todavía dando que hablar.
Los escorpiones, lejos de arrastrarse por la nostalgia, todavía pican. Aunque también hubo espacio para temas más pausados: Delicate Dance dio paso a la espiritualidad de Send Me an Angel, que convirtió la cantera en una capilla con miles de voces cantando con unanimidad. Miradas cómplices, brazos en alto, móviles como si fueran las mismas estrellas caídas del cielo. Luego, un suspiro al escuchar los primeros acordes de Wind of Change. La canción terminó con una conexión entre los asistentes y la banda, todos cantando a capela.
Pero no todo fue melancolía. Loving You Sunday Morning y I’m Leaving You animaron al público a saltar, mientras New Vision demostró que Scorpions no vive solo del pasado, sino que aún cosechan temas de éxito. Y entonces, la recta final: Tease Me Please Me, con su tono canalla y provocador, dio paso a la esperada Big City Nights, que convirtió Starlite Occident en una guerra de guitarras. Todos saltaron. Todos gritaron. Todos eran jóvenes otra vez.
El primer bis fue un terremoto: Blackout, con esa energía que no se puede explicar, seguida de Rock You Like a Hurricane, que hizo temblar los cimientos del auditorio, incluso las gradas. Rugieron los escorpiones, rugió la cantera, rugió Marbella. Parecía que ya no quedaba aire en los pulmones. La declaración de amor que generaciones enteras han cantado volvió a sonar como si el tiempo no pasara.
Y cuando las últimas notas apresuraron el final de la cita, Scorpions certificaron que el rock no envejece, solo se transforma en leyenda. El grupo, con seis décadas de historia a sus espaldas, demostraron que sus himnos no pertenecen al pasado, sino a cada persona que los coreó anoche bajo las estrellas de Marbella.
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