'El tambor de hojalata', la novela de Günter Grass, cumple 50 años

Un acto en el Teatro Nacional de Lübeck y una exposición recuerdan el famoso libro

Rodrigo Zuleta (Efe) / Berlín

14 de septiembre 2009 - 05:00

El tambor de hojalata -la primera novela de Günter Grass que, para muchos, cambio el rumbo de la literatura alemana de la postguerra- cumplió ayer su cincuentenario, celebrado con un acto en el Teatro Nacional de Lübeck y con la inauguración de una exposición titulada Un libro escribe historia. Además, le editorial Steidl ha sacado al mercado una edición conmemorativa del libro y una documentación de la historia sobre la acogida del mismo.

La exposición, que se realiza en la casa museo que lleva el nombre del escritor, se inauguró con una visita en la que Grass fue acompañado por el ex canciller Gerhard Schröder, el actor Mario Adorf y la escritora Julia Franck. La idea de la muestra es documentar tanto el proceso de creación de El tambor de hojalata como su acogida posterior dentro y fuera de Alemania, que en su momento sorprendió al propio escritor.

Grass suele contar cómo en junio de 1959 los editores estadounidenses Kurt y Helen Wolff -que habían tenido acceso al manuscrito- lo citaron en un hotel de Zúrich y le preguntaron, para sorpresa del entonces joven escritor, si creía que su libro podía encontrar lectores en Estados Unidos.

Grass les respondió que no creía y que incluso se sorprendería si el libro encontrase lectores en Baviera porque todo lo que ocurría en el mismo estaba concentrado en una "lejana región báltica" y en el destino de una minoría insignificante y que por lo tanto se trataba de una novela que "olía a provincia". Kurt Wolff le dijo que su decisión ya estaba tomada y que el libro aparecería en Estados Unidos.

"Mi explicación resultó convincente aunque había tratado de desaconsejar la publicación. Él (Kurt Wolff) sabía, me dijo, que toda la gran literatura se concentra en la provincia sin volverse provinciana y que por eso puede entenderse en todo el mundo", escribió Grass en una ocasión, al hacer una necrología de Helen Wolff.

El libro encontró lectores en Estados Unidos -al igual que en Baviera y en todo el mundo- y Grass pasó, prácticamente de la noche a la mañana, a ser uno de los rostros más conocidos de la literatura contemporánea.

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