Exposición en La Térmica

Y Dios creó a la mujer (en la Costa del Sol)

  • Una exposición fotográfica conmemora en La Térmica el rodaje de 'Los joyeros del claro de luna' en la provincia de Málaga en 1957 con Brigitte Bardot

Brigitte Bardot, con dos bailaores de flamenco, en el Hotel Playa Montemar, durante el rodaje del 'Los joyeros del claro de luna' en 1957.

Brigitte Bardot, con dos bailaores de flamenco, en el Hotel Playa Montemar, durante el rodaje del 'Los joyeros del claro de luna' en 1957. / La Térmica

El estreno en 1956 de Y Dios creó a la mujer entrañó tanto el escándalo consabido en la época como la consagración definitiva de Brigitte Bardot (París, 1934), seguramente el mejor y más representativo emblema de la República Francesa en el último siglo tanto por su calidad indiscutible de objeto del deseo como por las muchas contradicciones y paradojas de las que el mito ha dado buena cuenta en este tiempo. Cuando en 1957 Roger Vadim, director del filme y a la sazón esposo de la actriz, asumió el reto de mantener vivo el órdago con una nueva entrega a la altura, se inclinó por Los joyeros del claro de luna, novela de Albert Vidalie que contenía, de entrada, los ingredientes perfectos para la consolidación del mito. La adaptación de la novela exigía, eso sí, una ambientación en España más ajustada a los clichés del momento, la más atávica y rural, la más pobre y sometida, rendida a los encantos de las plazas de toros y el flamenco; y la producción no tardó en señalar como lugar idóneo para el rodaje a la Costa del Sol (así como algunos otros enclaves de la provincia de Almería), donde buena parte de estos clichés encontraban una aplastante razón de ser. Con tal de que la jugada obtuviera los beneficios esperados, los productores decidieron poner toda la carne en el asador con un reparto que, además de Bardot, incluía a Stephen Boyd, Alida Valli y Fernando Rey, mientras que el guión quedó en manos de Jacques Rémy y un buen conocedor de la Costa del Sol, Peter Viertel. El resultado financiero de la película no fue el esperado (en España, la censura franquista hizo su trabajo e impidió su estreno), pero Los joyeros del claro de luna quedó para la historia como la excusa que permitió el paso de Brigitte Bardot por la provincia de Málaga. Tal paso no quedó, ni mucho menos, en mera anécdota: la propia actriz ha evocado siempre con nostalgia y cariño su paso por Mijas y Torremolinos, al que bautizó como "un Saint-Tropez español". Fue aquí, en la Costa del Sol, donde Bardot aprendió a tocar la guitarra y a bailar flamenco. Y donde regaló, de paso, algunas imágenes históricas en un pedazo del mundo que empezaba a soñar con el turismo y a construir sus primeros hoteles mientras era posible, todavía, encontrar playas desiertas. Ahora, una exposición fotográfica que podrá verse hasta el 6 de junio ofrece en La Térmica un testimonio de primera mano de aquel episodio único. 

Brigitte Bardot, apoyada en Roger Vadim, durante el rodaje en la plaza de toros de Mijas. Brigitte Bardot, apoyada en Roger Vadim, durante el rodaje en la plaza de toros de Mijas.

Brigitte Bardot, apoyada en Roger Vadim, durante el rodaje en la plaza de toros de Mijas. / La Térmica

Brigitte Bardot, mito y clichés en Málaga es el título de la muestra, comisariada por el escritor e investigador José Luis Cabrera y presentada este viernes por el presidente de la Diputación, Francisco Salado; el director de La Térmica, Salomón Castiel; el comisario, José Luis Cabrera; el fotógrafo J. R. Dragón y el escritor y director de la Casa Gerald Brenan, Alfredo Taján, quienes han colaborado en el proyecto. El visitante encontrará  61 fotografías y 27 piezas entre revistas, libros, postales y cuatro hojas de contactos originales. Los fotografías proceden de una colección de cuatrocientas imágenes fotográficas de autoría desconocida de las que Cabrera tuvo conocimiento mientras desarrollaba una investigación sobre la Costa del Sol. Entre las fotografías de la exposición aparecen el apeadero del tren de El Pinillo, la plaza de toros de Mijas y La Carihuela, donde Brigitte Bardot pasaba más tiempo libre. La actriz aparece en las fotografías conversando con vecinos, bañándose en la piscina del club El Remo, descansando en la terraza del Hotel Playa Montemar y paseando por la calle principal de La Carihuela con una pareja de bailaores flamencos que le enseñaron a tocar las castañuelas.

La exposición, en La Térmica. La exposición, en La Térmica.

La exposición, en La Térmica. / La Térmica

Además de Mijas y Torremolinos, el rodaje de Los joyeros del claro de luna se desarrolló en otras localizaciones de la provincia de Málaga como Alhaurín El Grande, Álora, El Chorro y el Desfiladero de los Gaitanes, la finca El Retiro de Churriana y el hotel Miramar en la capital. Salvo algunos elementos puntuales (como un cartel publicitario de Coca-Cola que aparece de manera inesperada), los escenarios sirvieron en bandeja de la representación de la España atrasada, supersticiosa y violenta que Roger Vadim quería para su película. A cambio de este cliché, la Costa del Sol ganó para siempre la imagen inmortal de Brigitte Bardot en sus balcones, calles y plazas. Al cabo, nadie en su sano juicio iba a preferir un plan Marshall.    

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