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Hace algunos años, cuando los buques de crucero eran muy diferentes a lo que hoy son, las banderas constituían un significativo elemento de decoración. Desde las vistosas del código internacional de señales marítimas a las nacionales, estos coloridos indicadores se hacían visibles en muchos de los espacios interiores y exteriores de los barcos de turistas; un recurso que en la actualidad ha desaparecido por completo.
Con el recuerdo de aquellas zonas de piscinas donde era habitual encontrar banderas; se solían poner la de los países que visitaba el barco o la de las nacionalidades de los pasajeros, hoy les reseñaré una curiosidad que hace muy pocos días se pudo ver en las aguas del puerto malagueño. Realizando un itinerario de siete días entre Barcelona y Lisboa, el muelle número dos albergaba al buque de crucero Azamara Pursuit en lo que constituía su quinta visita malacitana.
Formando parte de un ambicioso proyecto crucerístico que entre 1998 y 2001 se saldó con ocho barcos gemelos, nuestro protagonista de hoy fue el último de su clase. Construido en los astilleros franceses Chantiers de l'Atlantique, en 2001, este buque inició su carrera bautizado como R. Eight. Tras la bancarrota ese mismo año de la compañía Renaissance Cruises, la propietaria de estos buques, el R. Eight fue vendido. Tras navegar con tres nombres diferentes y visitar con ellos las aguas malagueñas, en 2018, un nuevo armador compró el barco bautizándolo como Azamara Pursuit.
Con 181 metros de eslora y capacidad para 704 pasajeros, este buque, hace unos días llegó al puerto malacitano mostrando una curiosa circunstancia. En su cubierta número nueve, la correspondiente a la zona de la piscina, el Azamara Pursuit lucía un gran número de banderas del Reino Unido que, ondeando al viento decoraban este espacio exterior. Teniendo en cuenta que este buque navega bajo el pabellón de Malta y este país forma parte de la Mancomunidad de Naciones (Commonwealth) desde 1964, la llamativa presencia de tantas banderas inglesas a bordo pretendía festejar el Jubileo de Platino de la reina Isabel II de Inglaterra. Una celebración real que también estuvo presente en un barco atracado en el puerto de Málaga.
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