Análisis

josé j. arenas

Físico de Sistemas Complejos Asesor del Centro de Ciencia Principia

El Ministerio de Schrödinger

Gato vivo. Gato muerto. En el experimento mental del físico austriaco Erwin Schrödinger sobre física cuántica, de 1935, un gato podría estar vivo y muerto, simultáneamente, debido a un endiablado dispositivo de gas venenoso. El Ministerio de Ciencia y demás menesteres, ahora resucitado, también vive y muere a lo largo de los ciclos políticos, pero el gas venenoso suele ser un dedo presidencial.

Tras recoger la Asamblea General de las Naciones Unidas los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el periodo 2015-2030, un informe sobre Ciencia de la Unesco evidencia que la investigación (y, por tanto, la inversión en ella) acelera el desarrollo económico y es fundamental para la consecución de sociedades sostenibles. Así, parece elemental que, efectivamente, una sociedad avanzada debe distinguirse por un Ministerio de Ciencia sólido y perdurable en el tiempo. Para alcanzar estos objetivos de desarrollo y sostenibilidad, la estructura de apoyo económico debe abarcar la educación, la investigación, y la divulgación. Nos podríamos preguntar, por tanto, cuál es la situación de todo ello en España o, mejor, en Málaga.

En cuanto a educación (universitaria, que es la que puede albergar más diferencias por provincias), Málaga goza de diversas titulaciones científicas: Biología, Matemáticas, Químicas, Ciencias Ambientales, Ingeniería Química, Bioquímica, Medicina… Paradójicamente, la gran ausente es la que proyecta su sombra sobre el resto; ¿dónde está la ciencia que sustenta a las demás? ¿dónde está la Física? Un profesor de ciencias de la Universidad me comentó en una ocasión que Málaga es la única ciudad europea de más de 500.000 habitantes que no ofrece a sus estudiantes la posibilidad de estudiar Física. Cabe reseñar que en dicha lista tampoco encontramos a la Geología. Ante una magnífica oferta científica hacia los alumnos malagueños, produce cierto desamparo que muchos de ellos tengan que trasladarse a Granada (principalmente) para estudiar Física o Geología.

En investigación (en donde también consideramos implícitamente desarrollo e innovación), Málaga alberga algunos centros que sirven como apoyo a grandes proyectos o grupos, como pueden ser el Centro Andaluz de Nanomedicina y Biotecnología, el Instituto de Investigación Biomédica, o el Centro Temático Europeo de Información y Análisis Espacial, por ejemplo, además de múltiples departamentos universitarios que investigan y publican en revistas especializadas rutinariamente y el complejo Parque Tecnológico de Andalucía. Según un informe referido a 2015-2016 por parte de una asociación de 76 universidades españolas (CRUE), la UMA se encuentra en la posición número 14 en productividad investigadora y en la número 9 en patentes por Universidad, de un total de 79 instituciones académicas públicas y privadas analizadas.

El informe de los 25 años de la tecnópolis (elaborado por la consultoría especializada en parques tecnológicos Infyde) refleja que uno de cada diez investigadores de Andalucía desarrolla su actividad en el Parque Tecnológico de Málaga. Y todo ello a pesar de los conocidos recortes.

Finalmente, la divulgación; la cenicienta de la tríada científica. En Málaga se realizan numerosas actividades de divulgación a lo largo del año: Encuentros con la Ciencia (Fecyt), Pint for Science, La Noche Europea de los Investigadores, el Ciclo de Conferencias de los Sábados en Principia, talleres científicos para niños y las charlas de divulgación de la UMA, entre otras. Aunque muchas de estas actividades se apoyan con presupuestos de entidades públicas y privadas, sería deseable una mayor determinación en promover y mejorar esta oferta. El arte, tanto en apoyo como en difusión ha gozado en Málaga de un auge considerable, pero la ciencia se ha quedado atrás. Si navegamos por las webs sobre cultura en Málaga, comprobaremos cómo la oferta en arte supera ampliamente a la científica. ¿La diferencia real es tan aplastante? ¿O no existe un adecuado sistema de difusión? Sea cual sea la respuesta, es digna de análisis y mejora. La propagación del conocimiento y metodología científica es imprescindible para que la sociedad vuelque sus conocimientos en la educación y, a su vez, se invierta en la investigación. Sin propagación, sin publicación, la rueda no gira. Si la ciencia no se divulga en todo el entramado social y cultural, la ciencia no parecerá (y, por tanto, no será) la guía honesta y rigurosa de nuestro futuro. La ciencia es cultura.

Con ciencia hay dificultades, dilemas éticos, errores, controversias, lentitud, gasto, sacrificio, soluciones invisibles, competencia y sudor (o sangre, en otros tiempos oscuros); sí, pero sin ella ¿qué nos queda? La ciencia, en cuanto a que está construida y ejecutada por el ser humano, no es perfecta, pero sin ella, viviríamos en las cavernas. "Sólo la ciencia es noticia", dijo alguien de cuyo nombre podría acordarme.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios