LO de calificar a Carla Bruni en la prensa de Teherán como "prostituta" por provocar el divorcio de Sarkozy (una boda gitana le habría venido bien, con mucha fiesta) y pedir la absolución de una mujer acusada de adulterio y condenada a morir lapidada es un caso único en la diplomacia internacional. Los custodios de la moral en Europa se llevan las manos a la cabeza, pero aquí cerquita algunos camaradas del partido independentista de Joan Laporta han pedido un tiro a la nuca (así, sin chiquitas) para Albert Rivera, de modo que no hace falta el islamismo radical, como pretenden algunos, para que cunda la mala uva en el Viejo Continente. Cada uno se refiere a la madre del contrario como puede. Ante semejante aberración, uno tiende a alinearse sin reservas con la última musa de Woody Allen. Pero, a la vez, no puedo dejar de preguntarme: ¿Qué ocurriría si Ahmadineyad, guiado por la esposa de su enemigo, decidiera un día veranear en Marbella, llenar toda la Costa del Sol de acólitos dispuestos a soltar propinas de trescientos euros al primero que le rasque la barba y ofrecer audiencias en un yate digno de Star Trek? Pues igual alguien dice, hombre, una santa, lo que se dice una santa, no creo que sea esa señora, que dicen que tuvo un lío con Mick Jagger. En los últimos años se han multiplicado las informaciones sobre la precaria situación de los derechos humanos en Irán, pero en Arabia Saudí, donde se aplica la pena de muerte por motivos tan arbitrarios como el adulterio, no son mucho mejores. Y a ver quién es el guapo que se lo cuenta a los herederos del rey Fahd que todavía se pasean por Puerto Banús. Ahmadineyad es un político nefasto, pero aquí se le considera tan malo también, y seguramente, porque pasa de nosotros. A lo mejor Málaga podría marcarse un tanto invitándole a ver el festival aéreo de este fin de semana. A un tipo tan engreído deben encantarle semejantes demostraciones de poderío y piruetas, tan desprovistas de estética y contrarias al buen gusto. Con un poco de suerte, veríamos a su mujer bañándose en burkini en Estepona. Tentador.

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