La vida vista

Félix Ruiz / Cardador /

Nosotros, a lo nuestro

GRECIA no es España. Ni por dimensión, ni por sociología ni por historia ni por capacidad de influencia. Y Syriza, desde luego, no es Podemos, por mucho que exista honda simpatía y cierta parentela entre Pablo Iglesias y Alexis Tsiripas. La historia reciente de Grecia, de hecho, no había suscitado interés alguno por aquí hasta que la crisis nos metió en el mismo saco y seguro estoy de que la mayoría de los politólogos de urgencia con los que cuenta este país apenas sabrían establecer diferencias serias -yo tampoco- entre la saga de los Papandréu, ni explicar el contexto de la dictadura de los coroneles, ni la de Metaxas ni de los largos siglos que pasaron bajo el yugo del imperio otomano. Aquí lo que se hace, e incluso Rajoy e Iglesias lo fomentan, es una lectura gruesa, asimiladora a lo bruto, que recuerda a aquellos tontainas que cuando ganó Barack Obama pensaron que el socialismo se había impuesto en Estados Unidos. Dado que Grecia no España, ni su crisis la nuestra por mucho que algunos rasgos generales tengan en común, conviene no perder de vista que la receta que aquí se necesita debe ser propia y que para nada nos conviene mirar hacia allá con ojos idílicos ni soñadores. Diría lo mismo que a mí me decía mi abuelo: "Nosotros, niño, a lo nuestro". Y no niego que la victoria de Tsiripas no deba de ser un aliciente para la izquierda que hay más allá de la socialdemocracia y a la que miles de personas tal como se demostró el domingo en Madrid han comenzado a perderle el miedo gracias a una suave operación de su estética redentora y a los graves fracasos del liberalismo y la izquierda moderada. Ni que el PSOE deba de dejar de tomarse muy en serio la grave crisis de una socialdemocracia que se va quedando en el centro neutro, con maquillaje pero sin verdad y con un mensaje ambiguo que apenas deja rastro en el paladar. Lo que digo es que Grecia, con un sistema muchísimo más putrefacto y menos eficiente que el nuestro, no nos representa. Así que no se debería perder el tiempo por aquí en analizar al detalle lo que hace Tsiripas sino en abordar seriamente un año electoral en el que se debería hablar de estrategias a largo plazo para España y en el que se debe redefinir nuestro modelo. Convertir Grecia en un laboratorio es perder el tiempo y hacer demagogia porque nosotros no somos Grecia. En realidad, ya lo quisiesen ellos incluso andando como andamos.

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