Batallas municipales

FRANCISCO de la Torre ha tomado oxígeno. Y falta le hacía. Justo en la semana en la que su concejal del distrito de El Palo admitía su error por autoconcederse ayudas a la asociación que presidía y curiosamente se marchaba de rositas, el PP le dirigía un dardo envenenado al portavoz del grupo municipal socialista, Rafael Fuentes. Los populares desvelaban que el mismo concejal que había destapado el cuñaogate de Marmolejo había contratado a su futura cuñada como secretaria suya en la Sopde, organismo de la Diputación del que Fuentes era gerente. Touché. El cazador cazado, parafraseando a Carolina España en uno de los Plenos más encendidos de las últimas semanas. Como si de una batalla se tratara, Salado, Bendo y España orquestaban una maniobra exquisita que deja muy tocado a Fuentes. Tanto que el jueves prefirió ceder la portavocía del PSOE en la petición de la destitución de Teresa López.

Más allá del lío de familias en el que se ha convertido el Ayuntamiento, todos estos casos ponen de relieve que la política municipal se ha convertido en un burdo ejercicio en el que el y tú más se ha convertido en la piedra angular de las reflexiones de nuestros representantes políticos. Me da igual que provengan del PP o del PSOE y no voy a caer en el terrible error de cuantificar los presuntos casos de enchufismo de cada partido. Hastío es lo que provocan todos estos asuntos en la ciudadanía, que ve como los asuntos estrella de una sesión plenaria se limitan al cruce de acusaciones continuas entre los dos grandes partidos, dejando en un segundo plano los asuntos relacionados con el desarrollo de la ciudad.