RELOJ DE SOL

Joaquín Pérez-Azaústre

Boda de Robert Redford

20 de julio 2009 - 01:00

NO, hombre, no, Robert, no me lo creo. Dicen que te has casado. La gente comete esa imprudencia con treinta años, pero acabas ahora de pasar de setenta y hay que ver el jaleo que tienes por delante. Vaya también, claro, por delante, que te deseamos suerte. Porque la vas a necesitar, como cualquiera. Pero en tu caso, Robert, con lo listo que eres, hasta la brillantez de hombre de cine que supera al actor, bueno, imagino que ella, en esa dimensión de mujer y de artista que ya es tu compañera desde hace mucho tiempo, debe de ser magnífica, aunque siempre lo son. Pero casarse, como sabía bien Denys Finch-Hatton, tu personaje en Memorias de África, casarse es otra cosa. No lo hizo ni Gatsby, tú lo sabes, que has leído bien a Scott Fitzgerald y luego interpretaste a su héroe romántico. Se casó el propio Fitzgerald, y ya ves cómo le fue. Por eso mismo, Robert, no lo entiendo, con lo bien que se te veía en La última fortaleza y en Una vida por delante, dos de tus últimas películas, con lo sensato que pareces, a qué ha venido esto de casarte.

Creo que habrá sido cosa de ella. Tú habrás adoptado una actitud verdaderamente masculina, la de no tomarse nada demasiado a pecho y sopesar un buen puñado de ventajas y de inconvenientes. No te imagino aceptando un ultimátum, pero con todo lo vivido sabes mejor que yo que hay muchas jugadas silenciosas, frialdades complicadas de aguantar, distancias y dolores de cabeza que casi nunca suelen ser los varoniles y agotan mucho más que cualquier boda. El hombre, en ocasiones, se casa a contrapié por mantener el tipo, pero luego quién aguanta el tipo a quién. En fin, que te has casado y tú sabrás porqué, aunque a tu amigo Paul le fue muy bien, a pesar de aquella frase de la hamburguesa y el filete. Quizá te ha influido algo, en este aspecto, porque en lo personal sé que muchísimo, la desaparición de Paul, y aunque te ves joven y fuerte todavía has querido fijar con este rito una plenitud de tu cariño por esta mujer joven y de aspecto optimista, Sibylle Szaggars, que si te ha hecho feliz hasta el momento no tiene por qué cambiar ahora, aunque puede ocurrir, Robert, amigo, como viene ocurriendo a todo el mundo: no olvides que en España, como seguramente también en Norteamérica y en el resto del planeta, se divorcia mucha más gente de la que se casa, y aunque parezca con esto que las cuentas no salen, en realidad, sí salen.

Bueno, Robert, amigo, de verdad te deseo que seas muy feliz. Un hombre que ha dirigido Gente corriente lo merece, pero a quien ha rodado El río de la vida se lo debe la vida por justicia.

stats