Bloguero de arrabal
Ultraoceánicos
NO hace falta recurrir a un manual sobre las delicias de mancebía para hacer una excursión por el mercado de la carne. Sin salir de casa, en la prensa de referencia, puede realizarse una taxonomía de las prácticas eróticas on-demand, de las formas voluptuosas de los cuerpos desnudos y de las especialidades del placer conocidas por el gentilicio de sus orígenes. Incluso, se puede ver salir del templo a piadosos lectores con el diario de toda la vida bajo el brazo en el que cientos de anuncios por palabras activan los fundamentos del pecado... Pero más allá de consideraciones morales, muchas de esas manifestaciones publicitarias de la prostitución encierran un drama social que se remonta a viejas expresiones de la trata de seres humanos para su explotación.
No hace mucho, los ministros de Igualdad e Interior, Aído y Rubalcaba, dieron a conocer los resultados del primer año de aplicación del Plan Trata. Uno de sus objetivos, incumplido al día de hoy, es la retirada de la publicidad que anima lo que eufemísticamente se ofrece como "relax" o "contactos". A tal fin se había previsto la autorregulación de la prensa, pero el momento económico es extremadamente crítico para el sector, por lo que la supresión supondría, según los editores, pérdidas de unos 40 millones de euros al año, la mitad en diarios de Madrid y Barcelona. "No se trata sólo -ha señalado Aído-, de una publicidad que atente contra la dignidad de las mujeres, sino que además es un negocio que contribuye a su explotación".
La inclusión de estos anuncios es una práctica desconocida en la prensa europea de referencia, y no por una expresión de puritanismo. La naturaleza de los reclamos y las formas de negocio ocultan una contradicción entre los postulados editoriales y una actividad que, con frecuencia, denuncian en sus páginas como formas de explotación inaceptables. Fue la británica Marjorie Scardino, consejera delegada de Pearson, quien, sin miramientos mercantiles -formaba parte del capital de un gran diario español-, se mostró perpleja por el hecho de que nuestros medios estuviesen relacionados con el negocio de la prostitución.
No es nueva la oferta de la carne humana. En un diario de nuestra Cuba, mediado el siglo XIX, un anuncio entre muchos decía: "Vendo una negra joven, sana y sin tachas, muy humilde y fiel, buena cocinera, con alguna inteligencia en lavado y plancha, en la cantidad de 500 pesos". Y otro ofrecía más: "Negras para servicio de casa. Negros para peones y trabajo de casa, y se dan negritos para jugar con niños". Probablemente, nos salimos del tema, pero no demasiado...
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