APROBAR.- En un pleno una moción es como brindar en fin de año con champín, ese brebaje que se compra para que los niños no se sientan fuera de la fiesta. Tienen sus copas, las levantan, pizpiretos ellos, pero la realidad es que es una representación chusca de la realidad.

POR EJEMPLO.- En el pleno del pasado jueves se acordó la demolición de los cines Astoria y Victoria. Antes de sacar el champán para brindar, coja usted el champín, porque lo que se ha aprobado es demolerlo “lo antes posible”. Y si además se entera de que exactamente lo mismo se acordó en pleno el pasado mes de noviembre igual ni ganas de champín le entran.

ENTONCES.- ¿Para qué sirve un pleno? Se preguntará. Hombre, en algún lugar tendremos que poner a los concejales, no vamos a tenerlos sueltos por todos lados. Además allí, en los plenos, los excelentísimos dan lo mejor de sí mismos con chispeantes réplicas al contendiente de turno, con propuestas estupendas para la ciudad y, también, con votaciones en pleno. Algunas son hasta unánimes.

POR EJEMPLO.- Toda la corporación ha aprobado unánimemente convocar un concurso de ideas para ver qué se hace en el cuadrado del Astoria y Victoria. Nada, guarde el champín, el concurso de ideas también se había aprobado unánimemente antes. Esta votación es como cuando un runner poco concienciado se dice “mañana pongo el despertador y salgo a correr”, todas las mañanas igual.

PARA SER JUSTO.- Algunas cosas que se aprueban en un pleno sí que se llevan a cabo, por ejemplo, Onda Azul ya tiene nuevo jefe, jefa en este caso, que se definía hasta que se supo su nombre en su perfil de tuiter así “Cibercateta, tecnomendruga, periodista y rubia: La naturaleza se ha cebao conmigo. Pero leo muchísimo... ¿O creéis que el horóscopo me lo invento?” Pero no cambiemos de tema ¿Cómo diferenciar esas decisiones que sí son las buenas del champín? De momento no hay forma, excepto usando nuestra intuición, para diferenciarlas. Y en esto sí que hay solución.

HUMILDEMENTE.- Desde esta columna propongo que cuando se vaya a aprobar una moción para tirar el Astoria, o para poner un parque allí o para cualquier cosa que sabemos que no va a pasar, al menos en un tiempo prudencial, sus señorías se pongan gorros de fin de año, y voten con matasuegras en la boca. Un berrido con el matasuegras es “a favor” dos berridos es “en contra”.

A esta hora el Astoria y Victoria sigue ahí, 21 millones de ruina que además ni se puede tirar, según dicen, para hacer un parque hasta que se decida qué se hace allí. Pero se ha votado hacer un concurso de ideas. Voy a por el champín.

@jjblanesmalaga