Brindis al sol
Alberto González Troyano
Vieja y sabia
Hablaba en mi columna anterior de hay que evitar todo aquello que polarice a los europeos y hablar de los temas de la Europa que queremos ahora y en el futuro. Sin embargo, la situación internacional es compleja y los desafíos económicos y ambientales requerirán mucha finezza política para resolverlos. Por el contrario, poco se habla de Europa, el proyecto europeo y sus problemas en estas elecciones europeas y sí de encuestas, de una derechización como consecuencia de la subida de los partidos de la derecha radical, de los posibles pactos de Von der Leyen con el ECR y de la posible cancelación de los socialdemócratas del pacto con la actual presidenta de la Comisión Europea en caso de pactar con la ultraderecha.
Poco se oye a hablar a los auténticos líderes europeístas como Emmanuel Macron y Olaf Scholz, más preocupados por atender los problemas de casa. Es el momento de Giorgia Melloni que puede ser una de las protagonistas dentro de la derecha europea. En una palabra, el tema de estas elecciones es que el futuro de Europa puede estar en manos de una derecha más radicalizada.
Las razones son profundas pero una de ellas es la crisis de los partidos tradicionales que, en este caso, no parecen responder a las demandas de los ciudadanos europeos y, sobre todo, viven en un cierto estado de indefinición. Al igual que los partidos de la derecha liberal han perdido el centro y la moderación política que les caracterizaba, la izquierda, y en particular, los partidos socialdemócratas no acaban de adoptar un reformismo suficientemente atractivo para captar el voto mayoritario de los ciudadanos europeos.
De hecho, es un síntoma que, precisamente, se presente a Raphaël Glucksmann, hijo del filósofo francés André Glucksmann, ensayista y miembro de un movimiento Place Publique unido al PS que puede obtener un 14% del voto en las elecciones europeas en Francia, como un representante de esta nueva socialdemocracia. Algo hace bien: habla de Europa y no de los temas nacionales. Además, define su espacio político dentro de una izquierda europeísta, atlantista, defensora de Ucrania ante la agresión de Rusia y de una Europa fuerte militarmente y a la vez ecologista y social? que en su país se había dividido entre Jean-Luc Mélenchon, líder de la izquierda radical, y un Macron que se ha instalado en el centroderecha.
Sin embargo, creo que no hay que olvidar la advertencia de Jürgen Habermas, ‘Hacia dónde va Europa’, un artículo que escribió en las anteriores elecciones europeas: ‘La decadencia de los partidos socialdemócratas se debe a su indefinición. Nadie sabe ya para qué son necesarios. Porque los socialdemócratas ya no se atreven a emprender el control sistemático del capitalismo justo en el nivel en el que los mercados se desmandan’. Es evidente, que vivimos una coyuntura difícil y los temas nacionales priman en esta campaña pero la socialdemocracia europea debe de evitar este problema y para ello exhibir un programa reformista sólido sobre el futuro de Europa.
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