el espontáneo

Juan Cachón Sánchez

Doña Baldomera

13 de mayo 2011 - 01:00

DESPUÉS de tanto hablar de hipotecas, vivienda e inversiones, me contó un íntimo amigo mío la siguiente historia que textualmente paso a relatar, ahora que vuelve a estar tan fresco el caso del timo piramidal de Afinsa y Forum Filatélico. Reproducimos aquí la historia de Baldomera Larra, a la que muchos consideran la creadora del timo piramidal. Doña Baldomera Larra Wetoret era hija de Mariano José de Larra, el famoso poeta madrileño. Había nacido después de suicidarse su padre. Estaba casada con un médico de la Casa Real, el Dr. Carlos de Montemayor con quien tuvo varios hijos.

Cuando llegó el Rey Alfonso XII, el marido de Doña Baldomera no quiso continuar en el cargo y decidió marchar a las colonias de Ultramar, a Cuba. Doña Baldomera quedó un tanto desvalida, pero como era mujer de recursos un día se le ocurrió una brillante idea. Pidió prestada una onza de oro a una vecina prometiéndole que en un mes se la devolvería duplicada. Doña Baldomera cumplió su promesa y al verlo, la vecina contó a otras amistades "el milagro que había realizado Doña Baldomera". Le había devuelto el doble de dinero. No tardaron en llegar una serie de clientes atraídos por la ganancia fácil con su onza de oro y algunos con algunas más, rogando a Doña Baldomera que aceptase aquellos dineros y que hiciese el mismo milagro que a su vecina. Ella los aceptó, entregándoles un recibo. Cumplió religiosamente devolviendo sus ganancias a sus "impositores", lo que le proporcionó más clientela todavía al correrse la voz. Así surgió La Caja de Imposiciones. Y ella pagaba a los primeros que llegaban, con el dinero de los que seguían sin poner ella ni un duro. Acababa de descubrir la pirámide. Tenía cola todos lo días para recibir los dineros que llegaban en grandes cantidades. Muchos recogían los intereses y dejaban el capital, y otros dejaban capital e intereses y la bola de nieve crecía y crecía. Fue tal la avalancha de gente que no tuvo más remedio que mudarse de vivienda. Aquella mujer, entrada en años, simpática y amable con todo el mundo tenía cada vez más clientela.

Muchos le pedían préstamos y a todos atendía la dama con su simpatía habitual y su arcas siempre llenas. Y así fue como la llamaron "la madre de los pobres". Sin embargo, muchos pensaron que había una trampa en aquel negocio. Era materialmente imposible que en un mes el dinero invertido produjese un 30% de interés. Pues, así era, aunque ningún negocio de otra naturaleza produjese ese beneficio. Pero ella seguía una y otra vez pagando escrupulosamente a los impositores.

Muchos que tenían más confianza con ella llegaron a preguntarle cómo lo hacía, a lo que ella contestaba: "Es mi secreto" … "algún día se sabrá y verán cómo es tan sencillo como el huevo de Colón". Ver para crear y siempre habrá una Doña Baldomera.

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