Luces y sombras

Antonio Méndez

Enemigo pequeño

CUANDO Rafael Fuentes alcanzó por accidente y dejación de responsabilidades de los que le precedían en la lista el puesto de portavoz del grupo socialista en el Ayuntamiento de Málaga, en el PP se felicitaron por la oposición domesticada que iban a sufrir durante el resto del mandato de Francisco de la Torre. Veían en él a un político carente de experiencia, sin autoridad y con demasiados flancos abiertos, propicio para vivir sin sobresaltos hasta 2011.

Tal es así, que al revelar los populares en la Diputación las comisiones millonarias que percibió en su etapa al frente de la Sociedad de Planificación y Desarrollo (Sopde), en el citado organismo supramunicipal, el propio partido rezó para que los medios de comunicación no nos ensañáramos con el protagonista, no fuera que precipitáramos su dimisión. A día de hoy, seguro que están arrepentidos de aquella estrategia. Y ahora esperan ansiosos que la Diputación entregue el listado de contratos menores adjudicados por este organismo, y por él personalmente como gerente y consejero de la Sopde, por si pudieran devolverle la moneda. Espero y deseo que el equipo de Gobierno de Salvador Pendón no se tome demasiado tiempo antes de satisfacer la curiosidad del PP.

Fuentes ha hecho la mejor labor de oposición que se recuerda al PSOE desde que el dúo Francisco Trigueros-Inocencio Fernández dejaron de trabajar juntos, uno como concejal y el otro como técnico del grupo socialista. Se supone que como mínimo ya se ha ganado un puesto en la Mesa de la Presidencia del Parlamento o, en su defecto, como siguiente director del Metro de Málaga.

El portavoz socialista era el mirlo blanco para la Alcaldía de Málaga de algunos dirigentes socialistas que han perdido peso en la actual organización del PSOE. En su virtud lleva la penitencia. Ser el martillo pilón del alcalde, algo a lo que tendrá que seguir jugando el resto de lo que queda de periodo municipal, paradójicamente lo inhabilita como aspirante a sucederle. Cuanto más desgaste al regidor con la denuncia sistemática de escándalos más se aleja de representar una alternativa que transmita ilusión al electorado, esencial para ganar. Su papel resulta demasiado desagradable. Pero quienes pensaron que era enemigo pequeño se equivocaron.

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