
Brindis al sol
Alberto González Troyano
Profecía novelada
La esquina
ES de esperar que los observadores internacionales presentes en la Marcha de la Dignidad del sábado en Madrid hayan observado que la Policía no vulneró el derecho de manifestación de miles de participantes llegados de toda España y que unos centenares de manifestantes sí vulneraron el derecho a la integridad física de los agentes, aparte de la tranquilidad de los ciudadanos y la indemnidad del mobiliario urbano, escaparates y vehículos policiales.
Las imágenes que hemos podido conocer son suficientemente expresivas. Y reiteradas. De una temporada a esta parte no hay manifestación de masas en grandes ciudades, sea política, sindical o deportiva, que no sea secuestrada en su tramo final o en su resaca por grupos bien organizados de individuos antisistema para teñirla de violencia (y estropearla, porque las legítimas reivindicaciones que reúnen a los manifestantes pacíficos quedan sepultadas por una vorágine de desorden y vandalismo, mucho más mediática y noticiable).
Llamarles radicales les hace un favor. Beben de distintas fuentes ideológicas, pero todos coinciden en una estrategia común que podría resumirse en el "cuanto peor, mejor". Creen que el malvado capitalismo debe ser destruido pero, como no es posible liquidarlo mediante los mecanismos de la democracia (burguesa, la tachan), se erigen en vanguardia combativa de los oprimidos y piensan que su acción, y la consiguiente represión, agudizará las contradicciones del sistema y acabará levantando a las masas en contra del mismo hasta derribarlo y sustituirlo por una democracia asamblearia. ¡Cómo están las cabezas!
Estos individuos son peligrosos, mayormente por el nivel de planificación y organización que vienen demostrando y porque en los últimos tiempos están empeñados en poner sobre la mesa algo más que unas cuantas contusiones y algunas detenciones. Vean los instrumentos de lucha de los que se dotan y constaten que tras la Marcha de la Dignidad ha habido aproximadamente el doble de policías que de manifestantes que han resultado heridos. No es difícil imaginarse lo que buscan.
A la espera de que Interior investigue los fallos que ha habido en el operativo policial y de que los observadores internacionales informen de lo que han observado, no pierdo la esperanza de que la izquierda organizadora condene a los vándalos o, al menos, se desmarque de ellos. Porque son indignos de la Marcha de la Dignidad.
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