Inocente, inocente

La celebración de éste día, el de los Santos Inocentes, está en la Liturgia cristiana desde el siglo V. Viene a celebrarse en recuerdo de los niños asesinados en Belén por Herodes El Grande. Al tener conocimiento por los Reyes Magos de que en Belén había nacido un niño destinado a ser el rey de todos los judíos, sin que éstos le revelaran el sitio exacto del nacimiento, cortó por lo sano y ordenó matar a todos los niños menores de dos años nacidos en Belén. Lo curioso de este hecho es que su conocimiento proviene de una sola fuente: el Evangelio de Mateo: "Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo". Y digo curioso porque en "La guerra de los judíos", Flavio Josefo, historiador judío-romano del siglo I, nos cuenta la historia de Herodes, desde que fue rey de Judea, bajo el amparo de Julio César y Marco Antonio, hasta su muerte, sin hacer referencia alguna a tan sanguinario infanticidio.

Josefo relata descarnadamente la crueldad que el rey Herodes mostró en los últimos años de su vida, sirva de ejemplo: "Herodes regresó a Jericó (…) Reunió a los personajes más destacados de cada una de las aldeas de toda Judea y ordenó encerrarlos en el llamado hipódromo. (…) Sé que los judíos van a celebrar con una fiesta mi muerte. (…) En cuanto yo muera, enviad a los soldados contra estos hombres que están aquí guardados y matadlos, para que así toda Judea y todas las familias lloren a la fuerza por mí". Esto le dejó dicho, antes de morir, a su hermana Salomé y a su cuñado Alexas. Sin embargo, como ya hemos referido, un hecho tan sanguinario y de tal magnitud como la matanza de los niños no tiene reflejo en la obra de Josefo que si dejó referencias de Jesús en otra de sus obras: "Antigüedades de los judíos".

Pero sea cierta o no la historia, la celebración se popularizó más como el "día de los inocentes" con la acepción tercera del diccionario de la RAE: "Cándido, sin malicia, fácil de engañar".

Recuerdo que, cuando era niño, todos los años se gastaban inocentadas por lo general bastantes inocentes. En la prensa escrita o en la radio, únicos medios de comunicación existentes por entonces, se destacaba alguna noticia, que no solo era falsa (una fack news), sino bastante difícil de digerir como cierta. Solía ser una noticia tan ingenua como para que solo la dieran por cierta gente como el Cándido volteriano.

También era frecuente dar la broma de unas palmaditas en la espalda a fin de dejarte pegado en ella un muñeco recortado en papel. Generalmente de periódico. Lo que era muy lógico en una época en la que dicho papel tenía múltiples usos, aparte del de informar y entretener, tales como el de envolver los bocatas o algún otro más escatológico. Esta acción iba acompañada del consiguiente estribillo guasón: "inocente, inocente", de los que rodeaban al embromado.

Ahora, el día de los inocentes, son todos los días del año. Entre las fack news que corren por las redes, las sesgadas noticias de los medios y las promesas de los políticos, acabamos todos los días con la sospecha de que se burlan de nosotros repitiéndonos machaconamente: "inocente, inocente".