La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

El Julio Verne del sanchismo

Dickens imaginó que los políticos sustituían a los jueces para no perjudicar los intereses de los delincuentes

Les vuelvo a recomendar la antología de artículos periodísticos de Charles Dickens Pasiones públicas, emociones privadas (Salamandra). No solo por sus valores literarios y el vívido retrato a pie de calle de la sociedad victoriana. También, o incluso sobre todo, por su sorprendente actualidad. Ya les comenté el artículo en el que denunciaba la manipulación de cuentos de hadas y novelas para adecuarlos a lo considerado políticamente correcto.

Hoy, pasando de un tema por desgracia universal a otros que marcan nuestra actualidad nacional, les invito a que disfruten del retrato de Pedro Sánchez que hace en Nuestro insigne amigo, caricatura de un parlamentario por la demarcación de Verborrea: “Es un hombre tan profundo e insondable que nadie ha conseguido saber jamás el significado preciso de sus palabras… Cuando parece estar apoyando un blanco níveo puede que esté dando soporte a un negro tenebroso. Cuando dice SÍ, podría muy bien ser, o más bien es casi seguro, que esté diciendo NO… Y cuando entonces dijo lo que dijo, en realidad quería decir lo que dice ahora”. ¿Les suena?

La cumbre sanchista la alcanza en Cinco nuevas cláusulas en la ley de criminales. Dado que “la temeraria, injusta y represiva la ley actual perjudica de modo irreparable a los afables individuos acusados de cometer crímenes en algún que otro momento de ofuscación”, Dickens propone que se incluya una nueva cláusula en el Código Penal: “Desaparece el juez. Algunos acusados que gozan de gran popularidad han protestado alegando que la presencia de esta figura obstruye el proceso, pues la naturaleza de su profesión lo obliga a interferir en el juicio de manera constante, cosa que perjudica gravemente a sus intereses. A partir de ahora el juez será sustituido por un político que se ocupará de deliberar en una habitación aislada… Es bien sabido que nuestros políticos poseen facultades superiores a las de cualquier otra criatura terrestre… El Gobierno espera y desea que estos cambios en el Código Penal sean considerados lo bastante satisfactorios para los acusados (…) y contribuyan a acrecentar el bienestar y la seguridad de nuestra sociedad”.

Conocemos la canción. Suena a “desjudicialización” de los delitos cometidos por políticos. Suena a reformas del Código Penal, indultos y amnistías a la medida de los delincuentes. Suena a Sánchez y Puigdemont. Dickens fue el Julio Verne del sanchismo.

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