Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

Muera el buenismo

Los líderes de las derechas han despertado algunos de los peores instintos populares

La existencia de un barco colmatado de africanos que Europa se ha resistido a acoger evoca El viaje de los malditos, película de los 70 basada en un hecho real y rodada en Barcelona con un lujoso reparto que incluía a Orson Welles, Faye Dunaway, James Mason y María Schell. En 1939, un buque repleto de judíos que huye del régimen nazi logra llegar a La Habana, pero las autoridades cubanas impiden el desembarco y obligan a los condenados a volver a Alemania mientras el resto del mundo desvía la mirada. Cuando Pedro Sánchez ofreció el puerto de Valencia para recibir al Aquarius provocó la reacción inmediata de Albert Rivera y Pablo Casado. Ambos se apresuraron a acudir a Ceuta para estrechar manos de guardias civiles y largar después que el "buenismo" del presidente del Gobierno puede provocar el "efecto llamada" y la invasión definitiva de España. Casado aprovechó la ocasión para palmear cariñosamente espaldas de subsaharianos y hablar con ellos en francés e inglés, con lo que, si complementa el viaje con un curso de 48 horas en Rabat, podría haber conseguido un máster de Inmigración por la Universidad Mohamed V.

En la carrera por aparecer como los más duros defensores patrios, los líderes de las derechas han despertado algunos de los peores instintos populares. Gritar muera el buenismo equivale a gritar viva el malismo, a aventar el recelo hacia personas cuyo único crimen consiste en ser víctimas de la desgracia. Es paradójico que tal actitud la protagonicen representantes de partidos cristianos y entre cuya militancia abundan quienes en la misa dominical habrán oído en ocasiones "tuve hambre y me disteis de comer (…) fui forastero y me acogisteis". Al margen del debate lógico y necesario sobre la política de inmigración, dejar a la deriva u obligar a volver a su país a 141 personas, más de la mitad niños, hubiese sido como hundir el barco y disparar sobre quienes sepan nadar. La decisión, que podría acarrear no pocas condenas a prisión, o a muerte por deshidratación o hambre, acercaría a los gobernantes europeos a los cubanos que abandonaron a su suerte a los pasajeros judíos en lo que se dio en llamar "el viaje de la vergüenza". Por más que después, viendo La lista de Schindler, lagrimeen al leer la que el cine ha convertido en la frase más célebre del Talmud: "Quien salva una vida, salva el mundo entero".

Postdata de última hora: La Generalitat catalana se ha ofrecido a acoger a 60 migrantes y el Gobierno acepta. El gesto los honra.

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