El espontáneo

Juan Cachón

Musgo de verano

16 de julio 2010 - 01:00

EL otro día me encontré con una amiga mía, que dio la casualidad que era de Porriño, localidad gallega donde nació el insigne arquitecto Antonio Palacios, y como a mí me gusta mucho pegar la hebra le comenté muy en secreto que yo sabía de mi época de estudiante que era una meiga. Después le relaté mi último sueño: todo transcurría en el Museo del Prado, el cubo de Moneo se convertía en un icosaedro produciendo una grieta con goteras muy cerca del cuadro de Los borrachos de Velázquez y a la vez de forma onírica todo se mezclaba con un convento de monjas benedictinas que fue construido entre 1655 y 1658, que muestra en su altar mayor el misterio de la Encarnación, y donde se supone que yacen los restos del pintor. Todo se confundía, todo se desvanecía como un musgo de verano, un enano en el sueño removía los huesos de Velázquez cuando unas gotas de sudor me despertaron sobresaltado, entonces le comenté: Carmiña, tu que eres una meiga, debías hablar con Ángeles Sinde (actual ministra de Cultura) porque siendo guionista y directora de cine te escuchará. Desde que desperté de este sueño tengo la premonición de que se puede producir una gran gotera y afectar al sublime cuadro de Velázquez cuando aparezcan las primeras lluvias del otoño.

No te preocupes. Tú lo único que puedes hacer mi querido rapaciño, es rezar una plegaria a San Borondón que es el patrón de los imposibles y seguir el ejemplo de Vicente del Bosque. Y si no te gusta el fútbol, el de Atticus, el protagonista de Matar a un ruiseñor que interpretaba el nostálgico Gregory Peck. Al final, todo con el tiempo se desvanece como el musgo del verano, y siempre nos quedarán la polémica urbanística del Puerto, París y la copa del Mundial.

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