Son las nueve menos cuarto de la noche en Nueva York. Tras un largo día de discursos ante la Asamblea General de la ONU, Pedro Sánchez toma la palabra. Me imagino a dos veteranos asistentes como si fueran los viejos críticos teatrales del palco de los teleñecos. Uno dormita. El otro, que también está medio frito, le da con el codo: "Oye, oye… ¿España no es una democracia?". Es que en su duermevela había oído a Sánchez decir: "Hoy, 24 de septiembre de 2019, se ha producido un anuncio muy importante. Hemos cerrado simbólicamente el círculo democrático, pues el Tribunal Supremo de España acaba de autorizar la exhumación del dictador Franco del mausoleo público en el que estaba enterrado con honores de Estado… Hoy cerramos por lo tanto un capítulo oscuro de nuestra historia".

"¿No había desaparecido el franquismo hace muchos años?", pregunta el más espabilado. "Creo que sí" contesta el más dormido, porque no siempre estos señores tienen muy claras las cosas de España. "¿Y no estaba cerrado aquel capítulo oscuro?", repregunta el menos alelado. "Creo que sí", sigue respondiendo machaconamente el medio dormido. "¿Entonces…?". Y se quedaron ambos perplejos.

Después Sánchez lanzó la noticia bomba ante la Asamblea General: "Franco colaboró con los nazis en la Segunda Guerra Mundial". Por lo visto nadie lo sabía en la ONU. Se deben haber perdido los papeles de la resolución del 12 de diciembre de 1946, cuando la Asamblea General votó la exclusión de España por ser un régimen fascista cómplice de Hitler y Mussolini. Y sólo se deben conservar los de la votación del 4 de noviembre de 1950, cuando, con los votos a favor de Bélgica, Canadá o Estados Unidos y la abstención cómplice de Francia, Reino Unido, Australia, Dinamarca, Noruega o Suecia, se revocó la resolución anterior acogiendo al régimen de Franco en los organismos internacionales y finalmente, el 14 de diciembre de 1955, en la ONU. Había estallado la Guerra Fría y convenía tener de su parte a Franco. Ya saben lo que Roosevelt dijo de Somoza: "Tal vez sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta". Por eso quienes votaron contra el ingreso de España en la ONU fueron las muy democráticas Unión Soviética, Checoslovaquia, Polonia o Yugoslavia. Menos mal que Sánchez ha aclarado las cosas comunicando a la ONU las noticias bomba de que Franco colaboró con los nazis y que España, por fin, es una plena democracia que ha cerrado su capítulo oscuro.