No deja de ser, cuando menos, curioso que la boticaria de Inca (Palma de Mallorca) Francesca Lluc Armengol Socías, actual presidente del Congreso de los Diputados conocida como Francina Armengol, tenga el alarde de amenazar al primer partido de la oposición –PP– con tomar medidas en su contra por haberla denunciado –léase descubierto públicamente– por la compra, siendo presidente de la comunidad autónoma de Baleares, de una importante partida de mascarillas inútiles, según parece, para preservarse de la covid19 a la empresa Soluciones de Gestión, propiedad del hoy famosísimo y antiguo portero de puticlub Koldo García Izaguirre, por importe de varios millones de euros de dinerito público que estaba obligada a gastar o invertir honrada y honestamente, sobre todo y muy especialmente por no ser peculio de su particular bolsillo ni hacienda, ni ganado con el sudor de su frente, muy al contrario, perteneciente, al parecer, a la Unión Europea y tratarse de algún tipo de subvención o préstamo al efecto y que pudiera ser a fondo perdido. Armengol ha tardado más de dos años en reclamar a la empresa del siniestro Koldo la inutilidad de las mascarillas que vendió al Gobierno Balear. Y sólo lo ha hecho un día antes, según las más seguras informaciones, de abandonar las tareas de gobierno y ceder los trastes al Partido Popular, ganador, como se sabe, de las elecciones correspondientes.

Es decir, que si no hubiese llegado a ganar el PP las elecciones en la comunidad autónoma que ella ha gobernado hasta tiempos muy recientes y hubiese tenido la seguridad de que nadie la hubiese denunciado, ¿habría hecho, realmente, esa reclamación que hizo ya en último extremo a la susodicha empresa del celebérrimo Koldo García? Aquí, poco menos que se nos pide a los ciudadanos que apliquemos la fe, la misma que habríamos de mostrar si nos dicen que la señora presidente del Congreso suele levitar por las tardes, antes de la merienda, al filo de la hora vespertina.

Entre estas cosas y varios centenares más de ellas, entre las que destaca la ocurrencia idiota que ha tenido, ayer mismo, la vicepresidenta comunista Yolanda Díaz sobre lo tarde que cierran algunos restaurantes en España, que llegan a estar sirviendo platos hasta la una de la madrugada. Y eso no se puede consentir, ni lo van a tolerar. Efectivamente, la vena comunista aflora en las propuestas de esta mujer, cada vez que se cruzan las dos neuronas solitarias en el interior de su cabeza. Y más de setecientos mil jóvenes españoles, en el extranjero buscando trabajo. Esta Díaz creo que es ministra de eso.

Estamos gobernados, en muchos casos, por merluzos y mentecatos o por hipócritas que negocian en su beneficio con nuestros intereses y nuestro bienestar. Mal vamos ¿O no?

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