PER y subsidio agrario

30 de marzo 2010 - 01:00

LA alusión de Esperancita a las pitas (la gracieta de Esperanza Aguirre a cuenta de la decisión del Gobierno de reducir de 35 a 20 las peonadas para cobrar el subsidio agrario en Andalucía y Extremadura) reedita la inquina de la derecha más gélida contra el subsidio del campo y el Plan de Empleo Rural (ahora, Aepsa).

La tesis ya la conocen: PER y subsidio son un mecanismo clientelar mediante el cual el Partido Socialista mantiene el voto cautivo en Andalucía. Con esta limosna de 420 euros al mes, y que cobran unas 150.000 personas, el PSOE se asegura el poder en una comunidad autónoma con ocho millones de habitantes. ¿No es un prodigio? Los andaluces en su conjunto somos gallináceas que acudimos, pitas, pitas, pitas, al reclamo del pienso que los señoritos socialistas nos echan. Palabra de marquesa.

Me apresuro a decir que el PER es desde hace años un coladero al que se apuntan familias enteras que en algunos casos no tienen relación con el trabajo en la agricultura. Pero este es un problema de la Inspección, y no muy distinto al fraude que se produce en otros sectores de la producción. Deben depurarse los censos, claro, en la misma medida que el censo de parados a todos los niveles. Pero es más fácil convertir en categoría las irregularidades en el PER y en el subsidio agrario que en la construcción, el automóvil o los astilleros. ¿Por qué no se echan cuentas de lo que cuestan al contribuyente las crisis en cada uno de estos apartados? Misterio.

Sí hay unas cuentas al alcance de cualquiera. Los trabajadores eventuales del campo cotizan más y reciben menos prestaciones que el resto de los obreros. Ya he dado la cifra: perciben 420 euros mensuales, muy por debajo del salario mínimo, cuando se encuentran sin empleo, y además tienen un tope de seis meses, mientras que los del régimen general pueden estar cobrando durante dos años (más la ayuda extraordinaria decidida por el Gobierno a los que agoten el desempleo, ayuda de la que han sido excluidos los agrarios). ¿Por qué ser jornalero ha de traer consigo una discriminación negativa con respecto a ser metalúrgico u oficinista? Otra pregunta sin respuesta.

Esperanza Aguirre, como antes otros en el PP, recae una vez más en el tópico de la indolencia andaluza y el caciquismo como explicación de su propio fracaso histórico (precisamente ahora que su partido está en condiciones de alcanzar al fin un triunfo). Para acabar con las irregularidades del PER y el subsidio agrario no es necesario decretar el fin de estas ayudas a uno de los colectivos más desprotegidos. Basta con controlar que vayan en exclusiva a quienes las merecen. Lo otro sería igual que prohibir la procesión por el temor a que se produzcan incidentes.

stats