Pulsos del 8-M

Este año, como el pasado, PSOE y Podemos libran una dura pugna en su intento de liderar el feminismo

Uno de los pulsos entre PSOE y Podemos es el que libran por el liderazgo del feminismo. Llegamos de nuevo al Día de las Mujeres con alta tensión en la coalición. El desafío de este curso es el borrador de la Ley para la Igualdad de las personas trans. Propone la autodeterminación de género sin condiciones ni limitaciones, incluso para transición médica infantil sin más requisito que la voluntad del menor. El año pasado el motivo de la desavenencia fue la Ley de Libertad sexual propuesta por el Ministerio de Igualdad.

En vísperas de aquel 8 de marzo no se hablaba sobre la pandemia; ni Gobierno, ni prensa, ni expertos imaginaban que el cielo caería sobre nuestras cabezas. De lo que se hablaba era de la tirantez entre las feministas clásicas, llamadas radicales, y las posmodernas de Podemos, que parecen considerar a las anteriores unas antiguas. Incluso Pablo Iglesias intervino en defensa de su esposa y compañera y calificó al ministro Juan Carlos Campo de "machista frustrado", cuando el Ministerio de Justicia paró por su impericia técnica la ley de Libertad sexual. (El CGPJ por unanimidad acaba de descalificarla de nuevo, dicho sea de paso).

Entonces el jefe de Podemos intervenía en las refriegas contra los socialistas. Fue antes de que nombrase su gobierno en la sombra, con Ione Belarra y Nacho Álvarez marcando a los ministros revisionistas. Esa pugna se ha simbolizado en una rivalidad quizá estereotipada entre Carmen Calvo e Irene Montero como representantes de cada bloque. Este año la pugna es por la ley trans. Podemos se ha convertido en un partido muy táctico. Como los programas deportivos del fin de semana, está siempre pendiente del minuto y el resultado. En su comunicación es esencial en qué minuto preciso de una historia lanza un tuit para conseguir un resultado inmediato, con decenas de miles de likes.

Lo sorprendente es que en un partido populista más pendiente que nadie del aplauso de sus incondicionales, haya propuesto una ley que irrita a una parte de sus simpatizantes y ha generado tensiones, denuncias, agresiones e insultos contra reconocidas feministas. Lo de menos es que les puede hacer perder muchos votos. Más trascendente es que se echan de menos soluciones a los problemas y derechos de las personas trans, sin lesionar los derechos de las mujeres y poner en riesgo los pilares de la igualdad. Por ejemplo, la pretensión de apropiarse del movimiento feminista y que deje de denominarse de las mujeres y pase a llamarse de la diversidad. A veces el asalto a los cielos hace que algunos pierdan el sentido de la orientación.

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