La palabra tregua

Cuando la palabra tregua, que tan bonita es pero tan poco nos creemos, asomaba de nuevo en Oriente Próximo, el terrorismo volvió a ponernos encima de la mesa la cruda realidad. Vistos los últimos acontecimientos, lo que ya no creo es que abunden quienes piensen que fue Israel quien rompió la tregua. En los últimos días hemos asistido a lanzamiento de cohetes contra Israel; amenazas constantes de Hamas, que por si algunos olvidan, sigue gobernando este grupo terrorista la Autoridad Nacional Palestina; acuerdo en Israel para el canje de prisioneros con Hezbollah; pero ojo, ¿qué creen ustedes, canje por otros prisioneros israelíes? No, sino por los cuerpos sin vida de dos israelíes. Ayer vimos el atentado en el que un terrorista pretendía impactar un bulldozer contra el más céntrico mercado de Jerusalén, llevándose cuatro vidas en el camino. Recuerdo cuando hace meses la imagen del aeropuerto de Ben Gurion era la de unas medidas de seguridad extremas, importantes colas y nos llegaba a Europa la imagen de un país "de otro mundo". Ese otro mundo ya está en la Unión Europea y, en más de un aeropuerto de nuestro continente, los controles de seguridad no sólo no distan mucho de los de Tel Aviv, sino que el caos en muchos casos es peor. Fue Israel el primer país en alertar a Occidente de los planes nucleares de Irán; Europa lo veía como una reacción exagerada y sin demasiado fundamento. Ahora llegan las prisas y las presiones de todo Occidente a Irán para que detenga su programa nuclear. El terrorismo antes afectaba a una región, ahora nos afecta a todos.

Elías Hayon (Málaga)

Lavado de cara

Con el campeonato de Europa de waterpolo a la vuelta de la esquina y con el Centro Acuático Málaga 2008 recién estrenado es de suma importancia dar una buena imagen a nuestros visitantes. Por eso, el Ayuntamiento de Málaga ha tenido a bien tapar las vergüenzas de la zona del Parque Litoral o, por lo menos, las que se encuentran en camino de acceso al centro. Para ello ha procedido a instalar unas vallas de un par de metros de altura cubiertas por una tela opaca que oculte el estado poco "turístico" de los solares cercanos a estas instalaciones deportivas. Se encuentran, además, varias cuadrillas ultimando retoques y capas de maquillaje a las obras inconclusas, limpiando lo que no se limpia nunca, en fin, tratando de dar buena imagen a los de fuera. La cosa cambia cuando se trata de los de dentro, o sea, de los ciudadanos que residen en esta zona de la ciudad. Las brigadas de limpieza eran casi desconocidas hasta este evento, y digo los barrenderos, porque Limasa es de sobra conocida por los vecinos, ya que sus cocheras y talleres se encuentran en la Avenida Imperio Argentina. Como el campeonato sólo dura un par de días, el Ayuntamiento hará el esfuerzo y barrerá la suciedad para esconderla debajo de la alfombra o la ocultará tras una tela.

Lydia Cabrera (Málaga)

Los políticos españoles han estado prestos a la hora de aprovechar la euforia de la victoria en la Eurocopa 2008, su triunfo futbolístico más importante desde hace 44 años. Las celebraciones sirvieron para distraer la atención del lúgubre panorama de una recesión económica que plantea importantes interrogantes al presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Pero los interrogantes tienen que resolverse. Actualmente tiene que aplicarse el correctivo que se había predicho hacía ya mucho tiempo. Los precios de la vivienda caen al igual que la actividad en el sector de la construcción, el paro lleva aumentando incluso desde antes de que España empezara a sentir las convulsiones externas del aumento de los precios del crudo y del endurecimiento de las condiciones crediticias. Si los inmigrantes desempleados abandonasen el país, disminuirían los problemas de los que se quedaran. Pero es probable que muchos se queden y se pondrá a prueba la fortaleza de los bancos expuestos a la caída de un mercado inmobiliario doméstico. Aliviaría la situación una devaluación de la moneda, pero las necesidades internas españolas chocan con la dirección política de la eurozona. Las convulsiones estructurales exigen remedios estructurales. (...)