‘Tradewives’

El feminismo no es solo la decisión de elegir, eso es un derecho del ser humano; es un principio de igualdad, de justicia

En las redes sociales, como Tik Tok y otras, ha nacido un preocupante movimiento dirigido por jóvenes mujeres que lideran con orgullo el ya bautizado fenómeno como tradwives: un modelo de mujer joven, bella, cuidadosamente maquillada, bien vestida, que decide abandonar su profesión para quedarse en casa de esta guisa esperando la llegada de su marido con el suficiente dinero para ser mantenida. Esto nos obliga a recordar, no solo el lugar de donde venimos y que durante años las mujeres han estado luchando para salir del hoyo, sino que cabe la similitud de aquellas religiones polígamas de tribus africanas donde el hombre, hoy en día, en función del número de vacas, puede permitir casarse con el harén que su economía ganadera le permita. En dichas religiones, ella sabe que el ser elegida le permite asegurar su vida y la de los hijos que vayan llegando en función de las visitas que el jefe de la tribu le vaya haciendo por las noches a su choza. Lo preocupante es cómo se ha llegado a este retroceso en pleno curso del desarrollo de políticas que cumplan con las leyes de igualdad y paridad. Solo el hecho de que una mujer tenga la certeza de que, en el siglo XXI, puede tomar esa decisión, por esos fundamentos, es que ignora que el esencial papel de la mujer no es una ficción. Que una mujer decida quedarse en casa, abandonar su profesión, es algo que sin alboroto se acepta. Que lo haga un hombre, eso de renunciar a su carrera para recibir con flores en su casa a la esposa ejecutiva, sigue viéndose como una acto heroico y exótico. Varias de las líderes de este fenómeno aseguran que el feminismo es la libertad de elegir. Difiero: el feminismo no es solo la decisión de elegir. Elegir es un derecho del ser humano. El feminismo es un principio de igualdad, de justicia, y está motivado por el reconocimiento, aprovechamiento del talento, de la valía y necesidad de la participación de la mujer para la construcción social… En el momento en el que eliges quedarte en casa, realizar el mínimo esfuerzo para enfocarse en ser feliz, que es lo que promueven la parte simplista de las redes sociales, te conviertes en una chica dócil y mercantilizada, regresando al servilismo y la dependencia. Esto alimenta negativamente a aquellos hombres a quienes les gusta y aceptan ese perfil de mujer dócil y subyugada. Se admite a las mujeres y hombres que optan por trabajar solo en casa, pero no la sumisión ni de uno ni del otro. Nada de eso tiene que ver con el feminismo, pero sí con una nueva corriente necesitada de una redirección hacia la vía correcta.

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