Tradición cultural

El Colegio de Arquitectos de Málaga ha hecho gala de una importante implicación cultural

El Colegio de Arquitectos de Málaga históricamente ha hecho gala de una importante implicación cultural. En los 80, de la mano de su Comisión de Cultura y en un escenario provincial que podía describirse como un páramo, sus actividades trascendieron la condición de faro de la modernidad provinciana para convertirse en un referente en la España de la movida. Herencia de ese trabajo es hoy la colección de arte de la institución. Que algún día debería ser objeto de un acuerdo con el ayuntamiento o la diputación que facilitase un lugar de exposición pública en la Málaga de los museos. Y no es que lo necesite el Colegio. Es que carece de sentido que la ciudadanía no pueda conocer la que posiblemente es una de las mejores colecciones del arte de ese periodo en el que España se sacudió la caspa. A fin de cuentas, ese fue el objeto de la labor llevada a cabo durante aquellos años.

Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor sale por la ventana. Y la crisis de los 90 dio al traste con esa política cultural. La crisis y la transformación de las infraestructuras culturales de la ciudad. Al margen de las críticas que puedan hacerse a la política museística del municipio, la realidad es que ese páramo en el que vivíamos en los 80 había desaparecido a principio de siglo. El liderazgo cultural que durante esos años ejerció el Colegio ya no era necesario y hoy es preciso inventar nuevas acciones.

La semana pasada, la agenda cultural del COAMALAGA estuvo cargada. El equipo de la revista Travesías volvió a obsequiarnos con un nuevo diálogo con los "maestros locales". Una conversación en la que Moreno Peralta y Damián Quero nos deleitaron con sus reflexiones sobre el urbanismo desde la perspectiva de mil años de historia. Antes, el lunes, el palacete del Limonar acogió la presentación del último libro de dibujos del también arquitecto Luis Ruiz Padrón, Málaga a trazos. La charla quedará recogida en el próximo número de la revista. El libro de Luis es el penúltimo capítulo de la tradición editora de la institución. Una tradición que ha permitido la publicación de una serie de títulos que, pese a su reconocida calidad, no habrían encontrado editorial debido a su temática local. Pero que nos explican qué sociedad somos. Y una tradición que nos permite disfrutar en estas fechas de unos trazos a los que la limitada calidad de la contraportada de un periódico no hace la debida justicia.

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