El rebalaje

laura / teruel

Vacuna contra la demagogia

LA línea que separa la crítica política dura y legítima en el debate parlamentario y la demagogia, que sólo busca titulares y aplausos en la bancada propia, es delgada. Se la saltó Rajoy cuando acusó a Zapatero de traicionar a los muertos de ETA allá por 2005 y, a cada declaración, lo hace Artur Mas, que aviva los sentimientos nacionalistas para tapar, con la bandera, los estragos de su mala gestión y la corrupción. Pero, sin duda, la peor de las demagogias es la que alude a los más débiles porque, cuanto mayor es el dolor, más cruel y desacertado es intentar aprovecharse para hacer oposición. Esperanza Oña acaba de dar muestra de ello en el Parlamento andaluz al culpar a la consejería de Salud de la terrible muerte de un bebé por tos ferina en el Materno. Ha dicho que el consejero Alonso piensa que los niños de otras comunidades tienen más derecho a vivir que los andaluces. Con la salud no se juega, pero con la seriedad en los argumentos tampoco. El ministerio de Sanidad recomendó, en junio de 2015, la vacunación de las gestantes pero hay un desabastecimiento mundial del medicamento. En Andalucía se ha realizado un estudio epidemiológico previo y se vacunará a las embarazas desde el 1 de enero contra esta enfermedad que se ha cobrado la vida de cuatro lactantes en toda España este año. Cualquier retraso es angustioso en salud pero no se pueden obviar los procedimientos técnicos para modificar el calendario vacunacional.

Oña ha errado en el fondo y la forma. La falta de camas hospitalarias y personal hacen que Málaga esté a la cabeza de Andalucía en listas de espera; el culebrón para la apertura del Chare del Guadalhorce que, tras la jugada de la Diputación ha dejado a la Junta sin excusas para dotarlo de material y personal, sigue sin fecha de inauguración tras más de ocho años de retraso; algo menos acumula el centro de salud de Torre de Benagalbón que también se encuentra construido y sin abrir; las obras de los hospitales de Ronda y Costa del Sol continúan sin avanzar; y , así, una larga lista de incumplimientos en infraestructuras y en mejoras de la situación contractual del personal sanitario. Como se ve, hay mucho que echar en cara a la consejería de Salud pero hacerlo en los términos que escogió Oña no se atiene a la altura que se supone en la crítica política.

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