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EN cuanto lo ves te das cuenta de que estás ante algo diferente. El anuncio de Iberia lo es. Entra por los oídos y entra también por los ojos de inmediato. Sobre el pentagrama de Amarcord, como si de hermosas corcheas y semicorcheas se tratara, un texto, con mensaje, que a todos nos ha llegado dentro. En su vida vuelve a tener Iberia destino más hermoso: "El corazón de mi madre"; el corazón de la madre de cada quien. Porque si la Navidad es niño, la Navidad es también madre. Todos los que vuelven a casa por Navidad lo hacen porque una madre espera. Yo creo que la Navidad a la que todos volvemos es la madre. Aunque mi buen amigo Matías Antolín, a quien mucho quiero y admiro, tiene su propia teoría. En el hermoso mensaje de Navidad que me envió en la Nochebuena, me ponía algo así como: "La Navidad es como una nevada de sentimientos. Pienso que nunca habrá sillas vacías en Navidad si dejas sentar en tu corazón aquella sonrisa de su recuerdo".
Ya no se hacen anuncios como aquellos de otras Navidades. Frases y canciones que permanecen ligadas de por vida al recuerdo individual y colectivo de los españoles. Desde el celebérrimo: "Hola, soy Edu, ¡feliz Navidad!" yo creo que no se ha vuelto a dar uno de esos anuncios sobresalientes. En la banda sonora de nuestra vida, hay canciones imborrables que pertenecen a anuncios que también lo son. En nuestra memoria sigue viva aquella de: "Al mundo entero quiero dar un mensaje de amor...", que encendía la chispa de la vida en el corazón de la Navidad. Junto con las muñecas de Famosa, los turrones que nos traen a casa por Navidad, algún que otro perfume que revolucionó el mercado del anuncio, las Navidades de antes tenían su espot publicitario y su canción. Dicen que "renovarse o morir", pero a veces las renovaciones no han sido afortunadas, no han tenido el mismo efecto.
El anuncio de esta campaña, sin duda, es el anuncio de Iberia que siempre nos esperaba en el cielo, recién estrenado el nuevo año, y que éste se ha querido adelantar de la forma tan preciosa que lo ha hecho, llevándonos en un sueño hacia un destino que es el de millones de seres humanos por estas fechas: "Destino: el corazón de mi madre". Si hasta han recuperado su color y su aroma las dos gardenias de Antonio Machín, si hasta nos hemos hecho nuestra propia película de los hechos con lo que se nos da en el anuncio, que es mucho, más de lo que esperábamos esta insulsa campaña en la que apenas se han registrado novedades. Se ve que la crisis afecta a todos, también a los anunciantes.
Los responsables del anuncio de Iberia han dado en el clavo, han acertado de medio a medio, pueden estar satisfechos. Han conseguido un anuncio que no pasa desapercibido, nos han instado a viajar, esta Navidad, al corazón de nuestros seres queridos y han puesto un destino claro a la Navidad: "El corazón de mi madre". Va por todas ellas.
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