El arte de pactar

El consenso es todo un arte para el que, visto lo visto, nuestros políticos no se encuentran capacitados

Reclama Sánchez consenso al primer partido de la oposición. Reclama consenso el primer partido de la oposición a Sánchez. Como decía mi maestro, éstos jamás lo alcanzarán si uno se dedica a hablar de peras mientras otro le responde con manzanas. Y es que el consenso, el pacto, es todo un arte para el que, visto lo visto, nuestros políticos no se encuentran capacitados.

Verán. Pactos ha habido muchos. Excelentes y de indudable trascendencia histórica: el de Adán, el de Noé o el de Moisés en la Biblia. Los acuerdos de Nüremberg, el pacto de Varsovia,el pacto sobre derechos civiles y políticos… en España, los pactos de Guisando, las capitulaciones de Santa Fe, el abrazo de Vergara, los pactos de la Moncloa, el de Toledo… todos tienen la virtualidad (y quienes firmaron), de modificar el curso de la historia en el ámbito donde se limitó su incidencia. Ahí es nada alimentando egos…

Ahora no. La política es oportunista y barriobajera. Los estadistas no levantan la cabeza para ordenar el futuro. Su formación académica y catadura moral brilla por su ausencia. Deformados desde juventud por mamar, no de la realidad social, sino de la desenfocada percibida en sede de sus partidos. No. Definitivamente los políticos no son como antes (sálvese quien pueda). Quedan algunos, pero pocos, y por desgracia, son mayoría quienes erosionan cuestiones esenciales de estado, a salvo hasta ahora del juego electoral.

Sánchez y el recién aterrizado Feijóo. Uno, pactar sobre la renovación del poder judicial. Otro, la necesidad de un pacto económico. Se lo decía antes. Uno peras. Otro, manzanas. Lo exige el guion. El futuro de España sometido y mediatizado al rédito electoral de los part'idos políticos. Así nos va. Algo me dice que la historia, pendular donde las haya, propiciará tarde o temprano, que esta incapacidad sólo sea un paréntesis. Que llegue el día en que redescubran merecimientos en una ciudadanía que aspira a políticos que recuperen la dignidad de su oficio, que profundicen en acuerdos conjuntos, lejos de erosiones individuales, que devuelvan imágenes de necesidad y esencialidad de su concurso. Y de paso, dignificar un hemiciclo día tras día convertido en un circo donde asistir a las más absurdas ocurrencias y deplorables discursos.

Se trata de sentarse. De trazar una política común exterior. Cediendo a veces, condicionando otras. Pacifiquemos el Poder Judicial haciendo realidad una ley que devuelva gobierno a sus auténticos actores, evitando mediatizaciones por órganos políticos que ambicionan indebidos controles. Reemplacemos críticas por acuerdos que articulen el crecimiento de nuestro país. Sin nombres ni apellidos. Hagamos de España un país saludable con políticos que antepongan eso, salud a ambición desmedida y poder.

Algún día amanecerá como Dios manda. Lo que no sé es si usted o yo llegaremos a verlo…

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