Hoja de ruta

Ignacio Martínez

El buenismo del PP

ANDAN en el PP nacional preocupados por el aspecto tan aseado, pulcro, simpático, agradable, educado que están dando todos sus dirigentes nacionales. El cambio de escenario desde su congreso de Valencia ha sido copernicano y ahora echan de menos tener un malo en el reparto.

Rajoy ha abandonado el registro antipático y ha adoptado una actitud seria que, cuando lo requiere la ocasión, adorna con sarcasmos con un fino sentido del humor gallego. Las dos dirigentes máximas son duras en el fondo y suaves en la forma, y tienen una fácil entrada en los medios de comunicación. La secretaria general, María Dolores de Cospedal, gasta sonrisas y buenas maneras, y Soraya Sáenz de Santamaría utiliza un tono muy natural. El portavoz Esteban González Pons es la educación personificada. Todos están muy lejos del estilo bronco y saborío de la pareja AZ, Acebes y Zaplana, en la pasada legislatura. ¿Y quién hace de Guerra o de Ramallo? Hace falta un malo, se dice en el recién estrenado estado mayor popular. Un malo bueno, para ser coherentes con el nuevo estilo de la dirección del PP, en donde ya se han encendido las alarmas, porque ellos mismos se reconocen víctimas del buenismo que tanto han reprochado al PSOE desde la llegada a la secretaría general de Rodríguez Zapatero.

Por cierto, que un modelo de malo bueno estupendo es Alfredo Pérez Rubalcaba, que tiene pinta de fraile bondadoso y sacude unos viajes a los adversarios que los parte. Su frase "el país lo que necesita es un Gobierno que no le mienta", la víspera de las elecciones de 2004, es antológica y sin duda ayudó de manera decisiva a la primera victoria de Zapatero.

¿Quién podría ocupar este puesto? Hay gente de talla, como Javier Arenas, que además forma parte de la cúpula del PP y ha sido uno de los principales mentores de la reelección de Rajoy. Esperanza Aguirre haría muy bien ese papel, como ha demostrado ensañándose con sus propios compañeros de partido, Rajoy incluido. Pero ambos tienen tareas fundamentales en Andalucía y Madrid, en la oposición o en el Gobierno regional. Así que tendrá que ser alguno de los buenistas actuales quienes cojan el papel. Quizá González Pons, que ayer, en Los desayunos de TVE, ya habló de "las víctimas del paro". Por algo se empieza.

En el campo contrario, esta plaza esta vacante. José Blanco no da el papel. No es lo bastante malo, ni parece lo suficientemente bueno. Falta por ver lo que da de sí Leire Pajín. Y hablando de papeles, la única novedad en la escenografía socialista que ha traído el verano ha sido la fisonomía de José Bono, que ha pasado de tener una calva muy conseguida a lucir un tupé años sesenta. Pero Bono no es precisamente de la escuela buenista, el suyo es un estilo propio.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios