La ciudad y los días
Carlos Colón
Nacimientos y ayatolás laicistas
Mientras en Irán las mujeres están luchando por sus derechos y su libertad, en España, el mundo desarrollado y civilizado, asistimos atónitos a una retahíla de insultos e improperios por parte de un numeroso grupo de jóvenes, machos y ardientes. Entre tanto, las pobres chicas, exculpándolos y asintiendo en nombre de la tradición. Todos lo hemos visto, no necesitamos más alusiones. Sí que me gustaría recordar la macabra coreografía, muy bien coordinada, consistente en subir las persianas de las habitaciones. ¿Os acordáis? 6 de octubre 2022, “Putas, salid ya de vuestras madrigueras”, gritaban. Me resultó fascinantemente repulsivo, más cerca de “El cuento de la criada”, serie y libro que muchos hemos contemplado y leído con estupefacción. Ni siquiera en los ominosos tiempos de Francisco Franco esto se podía tolerar. Dentro del machismo congénito que el sistema libaba, resultaba impensable este azote colectivo y público a la virginal imagen de la mujer.
No puedo creer que, con todo el avance, mal-llamado “progre”, que se está produciendo año tras años, sucedan estas escenas tan distópicas como vergonzantes. Los derechos y el respeto por las mujeres y los homosexuales y por su equiparación con el resto de los mortales (varones y heterosexuales) en todos los aspectos de la vida, ya sea social, laboral, público o privado, están menguando nuevamente, ¿debido a qué? Es como si volviéramos a las mazmorras y al oscurantismo medieval. Y ahora quisiera pensar que esa grotesca tradición se mantenga por el líder de turno, una suerte de Putin o Trump a los que nadie se atreve a rechistar. Y luego se encuentran sus acólitas, las bellas doncellas que sonríen aquiescentes; estoy seguro de que la gran mayoría de las chicas se avergüenzan de todo el esperpento que se formó. Así pues, ahí tenemos al pequeño Putin o Mussolini o lo que fuere, que se desgañita a grito pelado insultando y menospreciando a sus compañeras de estudios, a los siervos o cabecillas que suben muy bien sincronizados las persianas de la lujuria y del asqueroso machismo. Y, al otro lado, sus objetos del deseo, eso: objetos; con sus lideresas, que serán las que hablen en los medios de comunicación y comprendan y apoyen a sus pobres bárbaros machistas; entre tanto, las otras compañeras callan y miran hacia otro lado. Padecemos un machismo o misoginia endémicos. En Lugo o Torremolinos. Y en los colegios mayores. Y también en Irán. En EEUU, Algeciras, Estepona, Rusia o China, y en Afganistán ya ni te cuento.
También te puede interesar
La ciudad y los días
Carlos Colón
Nacimientos y ayatolás laicistas
Monticello
Víctor J. Vázquez
Más allá de la corrupción
El salón de los espejos
Stella Benot
Montero se queda sin estratega
Brindis al sol
Alberto González Troyano
Mejor por escrito
Lo último