Los cromos de Juan Espadas y Susana Díaz

Mal asunto cuando se miden las lealtades personales por encima de los intereses del partido y, más, del electorado

Dudo que Dani Pérez pensara a estas alturas que pudiera ser objeto del deseo por parte de los dos, por ahora, máximos aspirantes a sentarse en el trono sin corona del PSOE de Andalucía. Tanto Susana Díaz, el pasado 12 de marzo, como Juan Espadas, el último Viernes Santo, se deshicieron en elogios hacia él. La primera aseguró que era el "presente y futuro de la ciudad frente a un gobierno agotado". El alcalde de Sevilla comprobó "el cariño que la gente te tiene". En esto último, debe agradecerle a Francisco de la Torre el gesto de que no figurase en la comitiva que recorrió con el visitante varias cofradías de la capital.

No es el portavoz socialista en La Casona del Parque un galáctico que llene estadios de militantes y decante unas elecciones para el candidato que exhiba su firma de apoyo. Él mismo conocerá las dudas que suscita en algunos sectores de su partido sobre sus posibilidades de acabar en 2023 con casi 30 años de gobiernos del PP. Y más después de que el actual regidor se haya puesto la primera dosis de la vacuna y parezca dispuesto a competir hasta el infinito y más allá. Pero Díaz y Espadas coleccionan estampas para mandarle su álbum al adversario y que compruebe los cromos que le faltan. Para que sepa que, por más fuerzas que gaste, todos a partir de ahora le saldrán repetidos y nunca acabará la colección.

Si le ensalzan los dos aspirantes, en teoría, podría sentirse tranquilo. Pero en política nada suele ser gratuito. Así que los personajes que aparecen en las imágenes pueden verse entre Espadas y la pared. Porque si se significa en favor de la apuesta de Ferraz y gana, igual nada debe temer. O sí porque los cambios acaban de comenzar. Pero si los kilómetros de carretera de Díaz dieran la sorpresa, igual también se lleva como recuerdo la última foto con la líder a la que abandonó. Mal asunto cuando se miden las lealtades personales por encima de los intereses reales del propio partido y, sobre todo, del electorado. Desde que el PSOE abrió el debate sucesorio en Andalucía, la única discusión es la cara del cartel. Asunto con enorme enjundia pero insuficiente para recuperar la credibilidad perdida.

La expresidenta de la Junta continúa incansable su periplo. Mijas, Benalmádena-sin entrar en el territorio enemigo de Torremolinos-Almogía, Villanueva de la Concepción, Mollina y Villanueva de Algaidas, este viernes y sábado en Málaga. Dará cien vueltas al último confín andaluz si, como se proclama oficialmente, la disputa no es hasta diciembre. Tiempo tendrá para saludar y conversar personalmente uno a un con todos los militantes de la formación. Y, si le pone empeño, aprenderse sus nombres. Díaz, con todo en contra, ha optado por resistir. Sin sopesar si ahora puede ser la solución cuando antes fue el problema.

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