Currículum vitae

En realidad, soy jubilado. Pero prefiero decir que soy emérito, que es como, en la Roma antigua, se le llamaba al soldado que recibía una recompensa por sus méritos cuando acababa su servicio militar. Y lo prefiero así porque estoy inmerso en la lectura de la magnífica novela histórica de Elvira Roca Ingrata Patria, que recomiendo para el verano. Es curioso que, dada mi condición de emérito, mi actividad durante todo el año es la misma, leer, escribir, tertuliar, ver televisión o inventarme bricolajes innecesarios (por lo menos en opinión de mi mujer). Sin embargo, en esta época veraniega me cambia el ánimo y me viene una especie de percepción de que yo también estoy de vacaciones y siento que necesito el descanso (que es el mismo que tengo todo el año) y la meditación (cuando me paso el año meditando y pensando en miles de cosas generalmente inútiles).

Últimamente he estado meditando sobre los curriculum vitae de los políticos. Tiene gracia ¿Realmente nos sirve de algo a los ciudadanos que declaren sus titulaciones? Vamos a ver, pienso: la profesión de un político, es la política, o sea quién vive de la representación política. Por otra parte, no existe ninguna titulación académica que avale ser político (no confundir con la licenciatura en Ciencias Política). Y, como quiera que la titularidad de político se la da la pertenencia a un partido o los votos de los ciudadanos, colijo que en su CV lo que debe aparecer es simplemente: “profesión”: político, el cargo que tiene en su partido y, si es electo, el puesto que ocupa en las instituciones: diputado, concejal, etc. Dentro de ser diputado, debe aparecer también si es portavoz, pertenece a alguna comisión o simplemente es claquero (aplaudidor). Y con eso basta, porque incluso ocupando el político un específico cargo en el gobierno, su titulación (si tiene alguna) nada suele tener que ver con su competencia. Por ejemplo, nuestra ministra de Hacienda es médica y, que yo sepa, los impuestos no cogen la gripe. Pero bueno, igual un día nos sorprende en el Parlamento con una disertación sobre la política fiscal y hacienda pública en el pensamiento económico de David Ricardo, Keynes, Shumpeter, Friedman o Stiglitz.