MI primer recuerdo de Nacho Rodríguez es verle jugar con la selección española y con el Unicaja. Le recuerdo perfectamente cuando compitió en aquella histórica final de la ACB con el Barça en la que casi gana el equipo malagueño. Después tuve la inmensa suerte de coincidir con él durante más de un lustro, tanto en el Barcelona como en la selección. Para un joven es complicado llegar a un vestuario lleno de figuras, pero cuando Pau Gasol y yo llegamos al primer equipo nunca nos hizo sentir extraños. En aquel vestuario había gente de mucha veteranía y con mucho peso específico en el baloncesto y él nos trató siempre como si perteneciéramos al equipo desde hacía años. Además, siempre nos dio buenos consejos a pesar que alguna vez no le hiciera mucho caso. Ahora nos seguimos hablando con cierta regularidad. Al no vivir en Barcelona los dos nos vemos menos pero la relación es tan buena como antes.

Como jugador fue un deportista entregado y luchador que daba siempre lo que tenía por el equipo, sin importarle si era lo mejor para él. Siempre fue un líder tanto dentro como fuera de la pista, tenía un carisma que nos arrastraba. Como persona es un ser especial al que le tengo un enorme cariño y muchísimo respeto. Juntos ganamos muchos títulos. Todos son siempre importantes y los celebras pero creo que la Euroliga que ganamos en el Sant Jordi delante de nuestros aficionados fue el más especial.

Queda un jugador honesto, trabajador, de equipo, buena persona y muy ganador. Con él hemos pasado muchas cosas juntas pero creo que deben quedarse para nosotros y para la gente que compartió esas anécdotas. Lo que sí puedo decir es que es un tío muy gracioso, con gran ingenio y con mucho humor. Un abrazo y la mejor de las suertes de parte de Vanessa y las niñas.