El enojo ‘Amamita’

Con toda razón, las mujeres afectadas por el cribado de cáncer de mama, a las que moralmente hay que unirse, lanzan un órdago a todo el sistema de salud andaluz, congregando a miles de personas frente al Palacio de San Telmo en Sevilla. Pero su protesta tiene un alcance mayor. Los fallos del sistema afectan a toda España. Y, por una vez, son ellas y no interesados políticos los que alzan y ondean la bandera de la causa. Es enormemente esclarecedor la declaración de la representante de Amama desvinculándose de cualquier reivindicación política (lo que no exime de sus responsabilidades a los políticos o a los profesionales implicados en la disfunción habida), con esta simple pregunta: “¿De verdad creen que con un cáncer con metástasis, no íbamos a estar aquí si ahí enfrente -señalando a San Telmo- estuviera otro partido”.

Independientemente de determinar responsabilidades y asumirlas, la Junta de Andalucía ha de poner remedio de inmediato para paliar los efectos del defectuoso cribado, atender a todas las afectadas y despejar las dudas en todas las pacientes. Y, como medida inmediata debe cambiar ese protocolo, verdaderamente imprudente, de no responder a las mamografías si no detectaban cánceres desarrollados. No contestar por norma, es la mejor medida que se puede tomar para que ocurra lo que ha ocurrido. Es verdaderamente un protocolo con una alta potencialidad de convertirse en un homicidio imprudente. No sé a que gobierno se le ocurrió, pero si se que el actual lo continuó. Ambos son responsables.

En la gran manifestación se pidió la mejora de la sanidad pública, pero por una vez no se aprovechó políticamente para contraponerla a la sanidad privada. El Estado tiene la obligación de invertir y destinar los recursos necesarios para que gocemos de una sanidad pública excelente, pero no porque desaparezca la privada va a ser mejor. Todo lo contrario. El 20% de los españoles usan la sanidad privada. Imagínense que desapareciera de golpe. La asistencia a la pública se incrementaría en diez millones de potenciales pacientes. No, cuantos más ciudadanos tengan su seguro de enfermedad en la privada mejor funcionará la pública. En países como Gran Bretaña, con fama de excelencia en la atención sanitaria, funciona un sistema híbrido, en el que la sanidad pública es universal, pero quienes tienen poder adquisitivo mayor utilizan la sanidad privada. Más o menos como en España, pero con mejores resultados para la pública. Pero es que, en España, país de funcionarios, todo lo público funciona peor, por mucho que algunos quieran convencernos de lo contrario