Reflejos de Málaga
Jorge López Martínez
¡Que viene el ‘loVox’!
La sanidad andaluza se ha quedado en pelotas. Literalmente. El fallo informático que ha impedido comunicar a miles de pacientes los resultados de pruebas oncológicas no es un simple “error técnico”: es un desnudo integral de un sistema que presume de músculo, pero que cuando se apagan las luces deja ver solo precariedad, descoordinación y soberbia política. Lo ocurrido no es una anécdota: es una tragedia administrativa que ha dejado a personas —muchas de ellas mujeres en diagnóstico de cáncer— sumidas en la angustia, sin información ni acompañamiento, durante semanas. ¿Y la Junta? Mirando para otro lado, como si aquí no hubiera pasado nada.
El problema no es solo que haya fallado el sistema, sino que ha fallado el alma. No hay plan B, no hay empatía, no hay responsabilidad. Un Gobierno que se pavonea de eficiencia tecnológica y presume de “modernización” no puede permitirse que el eslabón más débil del proceso sanitario —la comunicación con el paciente— se rompa y nadie se dé por aludido. Y sin embargo, eso es exactamente lo que ha ocurrido. Ni dimisiones, ni ceses, ni siquiera una explicación convincente. Solo un silencio que duele tanto como el propio diagnóstico que muchos esperaban.
Lo peor es la doble moral. El PP no tiene reparo en señalar la herencia del PSOE cada vez que puede, pero a la hora de asumir errores propios, se aplica el “yo no fui”. Y no, no vale culpar a un ordenador ni a un protocolo. Detrás de cada pantalla hay una cadena de mando, un responsable que debía garantizar que algo tan básico como comunicar un resultado médico funcionara. La consejera de Salud debería haber presentado su dimisión el primer día, y el presidente de la Junta debería haber comparecido con la misma rapidez con la que suele hacerlo para inaugurar centros o presumir de inversión sanitaria.
Porque aquí no hablamos de política, sino de decencia. Un sistema público que no informa a sus pacientes de un posible cáncer no necesita marketing, necesita humildad y limpieza interna. La ciudadanía andaluza no quiere promesas ni fotos: quiere certezas, empatía y una sanidad que funcione cuando más la necesitas. Todo lo demás son cortinas de humo, y ya se han levantado tantas que lo único que queda visible es el cuerpo desnudo de una gestión que ha perdido la vergüenza.
También te puede interesar