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El cálculo que el Centro de Estudios Andaluces (Centra) ha realizado sobre las perspectivas electorales del PP es la probable: el partido de Juanma Moreno ronda los 50 escaños, quizás 49, aunque creo que estará algo más arriba. 55 es la mayoría absoluta, de modo que, si alcanza más escaños que el PSOE y quienes quieran que se presenten a su izquierda, podría gobernar en solitario con el apoyo parlamentario de Vox. Como hasta ahora, pero sin socios, porque Ciudadanos se mueve entre la extinción y el par de escaños. Juanma Moreno se ha colocado por encima de sus siglas, apenas genera rechazo y es el presidente de la Junta. Esto último se olvida cuando se establece una previsión en base al resultado de las últimas elecciones autonómicas. Quien gobierna la Junta es el mayor patrón de Andalucía, y ya no es el PSOE, así que aquellos 400.000 votantes socialistas que Susana Díaz perdió en la abstención no son un factor decisivo de estas elecciones.
Esto no es un secreto, más allá de la ceguera voluntaria que algunos se quieran imponer, el horizonte electoral presenta este aspecto. Eso lo sabe Vox, y por eso amaga con presentar a Cañón Olona, cuyo cometido será sacar a su partido de lo necesario para hacerlo imprescindible en el Gobierno. La candidatura es complicada, porque Macarena Olona también movilizará mucho voto de la izquierda, de la extrema y de la moderada: con todo respeto, no es lo mismo imaginarse a Gavira de consejero que a la diputada granadina, tan radical, de vicepresidenta de un Gobierno que, con ella, sería claramente un Ejecutivo de derechas sin más matices.
Aun así, Olona sería muy rentable para Vox, aunque sólo es una buena candidata para un electorado muy concreto, porque a diferencia de otros populismos de derecha, como el francés y el alemán, lo de Santiago Abascal no es una formación trasversal que arranque votos en los barrios obreros o en las zonas más pobres. Sus apoyos en esos distritos son anecdóticos, pero al votante de derecha derecha sí le gusta Vox.
Si el PP se acercase a los 40 escaños y necesitase a un Vox empoderado por Macarena Olona, habría que plantear de un modo muy serio la alternativa de una gran coalición entre el PP y el PSOE, con la formación de un Gobierno moderado con el único gran objetivo de aprovechar en Andalucía la recuperación económica. Habría diversas fórmulas para ello, pero esa administración contaría con muchos apoyos externos, en España y en la Unión Europea. Con Vox insertado en el Ejecutivo de la Junta, con mando real, la próxima legislatura sería un experimento de la nueva derecha.
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