La consigna es que la caverna, encabezada por Vox, carga contra la consejera de Igualdad (Ciudadanos) por haber escrito un artículo contra la Semana Santa. Un titular resume bien esta manipulación: "Vox ataca a la consejera andaluza de Igualdad por una opinión sobre la Semana Santa de hace cinco años". Cuatro mentiras en una frase: no es sólo Vox; defenderse cuando se es insultado no es atacar; son insultos, no opiniones; y que se haya publicado hace cinco años no quita gravedad a los insultos.
Los objetivos de esta manipulación están claros. Al personificar en Vox el "ataque" la cuestión se reduce, no a la legítima protesta de muchos miles de andaluces ofendidos, sino a la rabia de una formación machista contra la mujer responsable de Igualdad, a la caverna atacando a la defensora del progreso, la igualdad y la libertad en lucha contra casposos prejuicios ancestrales. Al considerar que "rezumando odio", "plebe", "hipócrita", "inseguros, insatisfechos, acaparadores, iracundos, celosos y maltratadores" -lo que incluye acusar de un grave delito- son opiniones y no insultos, se convierte la respuesta de los insultados en un ataque a la libertad de expresión.
Que lo escribiera cuando no era de Ciudadanos ni política no quita gravedad a los insultos. No se trata de una cuestión sin importancia que se exagere. Si hubiera insultado tan gravemente a ciertos colectivos ya habría sido obligada a dimitir. Al parecer la consejera se acoge a la teoría mutante de Carmen Calvo sobre los cambios de personalidad ("el presidente del Gobierno nunca ha dicho que ha visto un delito de rebelión en Cataluña… Hablan de mayo, y me han preguntado por el presidente del Gobierno"). Así la consejera no es responsable de lo escribió la profesora. Y también se abona al "no comparto algunas cosas que dije en el pasado" de Pablo Iglesias -renegando de su entusiasmo chavista, cuya herencia es tan actual estos días- al tuitear: "Pido disculpas a quien pueda sentirse ofendido... No representa ni lo que pienso ni lo que defenderé como consejera…". ¿Con "plebe" o "maltratadores" no pretendía ofender? ¿Ya no piensa lo que pensaba? ¿Los insultos caducan? Ya dijo el clásico que se es dueño de los silencios y esclavo de las palabras. Pero que no se preocupe. Ante los que odian la Semana Santa ha quedado de lujo. Y la mayoría de los insultados olvidarán. El poder limpia más eficazmente que El Milagrito.
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